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Con las manos en mis bolsillos, miraba atentamente el cartel que indicaba el nombre del bar

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Con las manos en mis bolsillos, miraba atentamente el cartel que indicaba el nombre del bar.
Mi menté internamente peleaba en si iba a entrar, o simplemente me iba a quedar afuera hasta que sea la hora en que Luca nos busque, pero lamentablemente, no me quedaba otra que entrar, ya que en mis espaldas, estaba la camioneta a poco metros estacionada.

—¿Vas a entrar?

Celeste me hablo, a lo que yo mire levemente a mis espaldas, y suspirando nerviosa empecé a caminar hasta la entrada del bar. Hoy había un poco mas de gente, la luces mas tenues, pero lo que mas llamo mi atención fue ver a Patricio sobre la tarima, parado y portando un guitarra eléctrica.

Mis pies se detuvieron, mi respiración se calmo un poco y mi postura se hablando bastante al verlo de esa manera, con solo una musculosa, un pantalón negro y sus botas. Su pelo estaba perfectamente peinado en un rodete, dejando su cara despejada haciendo lucir esa imperfecta barba.

No se dio cuenta que estaba ahí, por eso decidida camine hasta un lado de la mini multitud, quedando al frente de todo, dejando a Celeste atrás, que por suerte, no me reclamó nada.
Me apoye sobre una columna que había, sin sacar mis manos de mis bolsillos y me dediqué a escuchar su cover de "Mujer amante" de Rata Blanca. Cantaba muy bien, y ni hablar de como tocaba la guitarra, sin dudas este pibe me sorprende cada vez mas, al punto de atraerme bastante, por mas que lo negara.

Cuando terminó de dar su mini show, y las personas se empezaron a dispersar por el bar; el dejo su guitarra de lado, para bajar de la tarima. Evitando que me mire, corrí mi vista a un costado, pero de reojo vi como el se percató de mi presencia, solo que paso por mi lado ignorándome.
Callada me di vuelta, observando su espalda y como su figura desaparecía por el patio interno.

Otra vez, dude de mis acciones, pero como de alguna manera me sentía algo culpable por irme de esa forma, sin darle alguna explicación o mentira concreta, decidí ir a la barra, pedir dos whiskys y salir para el patio interno, en silencio y sin hacer mucho ruido.

Lo vi como la otra vez, sentado en el mismo lugar, fumando y con su cabeza hacia atrás.
Tímida, me senté a su lado y deje uno de las vasos entre medio de los dos, corriendo mi vista de el para ponerla en mi bebida, dandole un trago algo largo.

Ninguno de los dos hablaba, pero de la nada, el puso sus ojos en mi, captando mi atención. No se por que, a su lado me sentía muy chiquita, frágil y vulnerable...supongo que era por su profunda mirada, su cuerpo voluptuoso al lado del mío, o en si todo su porte misterioso.
El no habló, pero si puso sus ojos en el vaso, sonriendo un poco antes de agarrarlo y darle un sorbo sin dejar de mirarme.

—Hola Patética, hoy también te me vas a escapar.

—Perdón...

Con mi cara ya roja, mi corazón hablo antes que mi mente, dejando en vista mi culpabilidad por todo lo sucedido. Algo que parecía gustarle.

Cae el sol || Patricio Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora