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El transcurso del bar hasta la casa fue el trayecto mas largo de mi vida, donde en silencio lloraba con mucho miedo en mi interior, mientras Celeste no dejaba de agarrar mis manos con todas sus fuerzas. Luca en cambio puteaba de vez en cuando por lo bajo, manejando con su vista puesta al frente y ignorando las veces que mi amiga trato de convencerlo de que no diga nada, el tema es que yo no sabía que vio, o escucho...
Mi cuerpo temblaba por si solo, al igual que el nudo en mi garganta, no desaparecía; es mas, se hizo mas grande apenas vi que llegamos. Muy asustada mire a mi amiga, que apretó sus labios nerviosa, pero de la nada sentí como alguien tironeo de mi sacándome a la fuerza de la camioneta sin dejarme reaccionar. Celeste pego un grito, y enseguida se bajó tratándome de agarrar, pero Luca con su brutalidad no me dejo de arrastras hasta llegar adentro donde, Ester estaba en su mismo lugar de siempre.
—¡Luca por favor dejala, no le hagas nada!
Celeste a este punto llorando de la desesperación le gritaba pegándole en la espalda, pero el ni se inmutaba.
—¡No digas nada Luca!
—¡Callate!
Le grito, y a mi de un empujón lleno de odio me tiro al piso, llamando enseguida la atención de Ester, que sin importarle mucho me miro, pero Luca enseguida le ordenó que se vaya de ahí.
Ahora estaba tirada en el suelo, apoyada en mis codos tratando de levantarme, pero unos brazos que me volvieron a tirar al suelo me lo impidió. Con dolor cerré los ojos, sintiendo el zumbido en mi cabeza por el golpe y mis dientes apretarse para aguantarme el grito de dolor.
—¿Que mierda le dijiste a ese tipo?
Se agacho a mi altura, agarrando mi cara con una de sus manos y acercándome para hablarme fuertemente a pocos centímetros.
—¡Contesta!
Apretó mas su agarre, por eso mi mano agarraron la suya tratando de separarme de el.
—Nada...
Dije como pude entre sollozos, pero no me creyó.
—¡No me mientas, habla ahora antes de que llame al Turco!
—Te juro que nada...trataba de robarle plata.
Completamente despavorida, mi voz tembló, y al sentir como su mano me soltaba con brusquedad dejándome en el piso otra vez, abrí mis ojos con pavor, pero una cachetada me hizo cerrarlos una vez mas.
—Y me seguís mintiendo...
Dijo entre dientes, apretándolos de tal forma que parecían que en cualquier momento se iban a romper.
Volvió a tomarme igual que antes, pero con más fuerza.
