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A la mañana siguiente se podría decir que fue la mejor de toda mi vida. Despertarme y ver que todo fue verdad, que Pato dormía a mi lado, boca abajo y con su cuerpo cubierto por las sabanas. Una vista, sin dudar, hermosa.
No se cuanto tiempo lo vi dormir, pero mi cuerpo pedía que estire mis piernas un rato, por eso me levante con cuidado, sacando su brazo de mi cintura y vistiéndome solamente con mi ropa interior y su remera. Salí de la habitación dejando la puerta semi abierta, y baje las escaleras en puntitas de pies. Cuando llegue a la cocina, prepare cafe y mientras tomaba un poco, mi vista se fue al ventanal enorme, que mostraba una mañana soleada.
Así que con mi taza en mano, salí al patio descalza, y empece a caminar por el terreno, tomando el cafe, mirando a mi alrededor y sintiendo la brisa en mi cuerpo. Paso un rato largo, no sabía bien que hora era, pero supuse que todavía no era ni mediodía; cuando en eso vi a Pato apoyado en el marco del ventanal, solo con un pantalón y mientras miraba el panorama, prendió un cigarrillo dandole una calada. Tranquila me acerqué, y el sonriendo exhalo el humo de su boca, para pasar uno de sus brazos por mi cintura, enderezándose un poco y apegándome a el. Suavemente me beso, entre roces de nuestros labios, miradas, y sonrisas.
—Buen día...
Susurro risueño, dejando un ultimo beso en mi cuello.
—Buen día, hice cafe...por si queres tomar algo.
El solo asintió, y juntos entramos a la casa, yendo para la cocina donde Pato se sirvió cafe, y por ultimo se apoyo en la mesada.
—¿Dormiste bien?
Me pregunto.
—Si, muy bien...¿Vos?
Respondí reprimiendo una sonrisa, a lo que el sonriente me miro.
—Excelente...lastima que me desperté solo.
Jodiendo me agarro de la cintura, y entre risas me levanto, apoyándome arriba de la mesada, quedando el entre mis piernas.
—En mi defensa, necesitaba estirar mis piernas...prometo que la próxima vez me quedo con vos.
Pase mis brazos por sus hombros, ladeando un poco mi cabeza y mirándolo fijamente, como el a mi. En eso, suena el timbre, a lo que Pato frunce un poco el ceño, y me mira unos segundos antes de separarse de mi, he ir para la puerta de entrada.
Algo nerviosa me baje de la mesada, y de apoco me fui acercando. A medida que avanzaba escuchaba voces, supe que era una mujer por su aguda voz.
—¡Que lindo volver a verte Pato, esta casa necesita vida desde que tu abuela partió!
Pato le sonrió y corrió su mirada por encima de la puerta al darse cuenta de mi presencia, a lo que tranquilo, me hace un movimiento con la cabeza. Camine hasta su lado y el me abrazó, pero mis ojos estaban puestos en la señora de unos cuarenta años, la cual me miró cálidamente.