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Los Hijos Infieles

"Entonces, me despido".

El muchacho de pelo negro lo dijo y salió del despacho del Duque.

Un ruido sordo. La puerta se cerró con un sonido pesado,

dejando sólo un tenue silencio para llenar el espacio.

Steiner, que se había quedado solo en la habitación, miraba sin comprender el lugar donde había estado su hijo.

Contrariamente a la tranquila atmósfera del despacho del duque, su mente estaba llena de ruidosos pensamientos.

La causa era, por supuesto, su hijo Raiden, que acababa de hablar con él.

"......"

Sólo unas palabras.

Preguntas sobre qué había estado haciendo durante sus seis meses de desaparición y si seguiría asistiendo a la academia.

Y sus respuestas.

Fue una conversación que ni siquiera superó las veinte palabras.

Sin embargo, Steiner podía sentirlo claramente.

'Se ha ido'.

El veneno que había permanecido en los ojos de su hijo había desaparecido.

Este pequeño cambio tenía implicaciones significativas.

Steiner repasó lentamente la forma en que Raiden acababa de actuar.

Su tono educado pero firme.

Su expresión, no sonriente pero tampoco molesta.

Una atmósfera que resultaba extrañamente nostálgica.

Steiner sintió que el pecho se le apretaba de emoción.

Era algo que no veía desde aquel día, el día en que murió su mujer, Philippa.

"......Ha."

¿Qué había pasado?

¿Qué había ocurrido?

¿Se había ido de viaje para aclarar su mente durante su desaparición de seis meses?

Era una hipótesis plausible.

Si había viajado a través del continente a una tierra lejana para el entrenamiento,

explicaría por qué la familia del Duque no pudo encontrarlo y por qué su veneno parecía haber disminuido.

"¿Estás bien ahora, Raiden?"

Steiner murmuró esas palabras con un atisbo de esperanza, pero pronto dejó escapar un pesado suspiro y negó con la cabeza.

No podía ser.

No podía ser eso.

La herida que llevaba su hijo era demasiado profunda.

Steiner se burló de sí mismo.

-Papá... Hermano ha estado actuando extraño últimamente. Ha estado diciendo cosas malas a los sirvientes y siendo frío conmigo...

-Ya veo. Hablemos con él cuando vuelva de la expedición.

-¿Cuándo volverás esta vez...? Acabas de volver ayer después de estar fuera medio mes. ¿Y te vas hoy otra vez...?

-......Ariel.

-¿No puedes quedarte con hermano? Está muy raro estos días... ¿Qué pasa si algo le sucede ...

-Lo siento, Ariel. Es todo por ti. Y por tu madre y el Imperio.

Un Jugador De Kendo Deprimido Posee A Un Aristócrata B*stardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora