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Cada uno de sus infiernos.

Una vez más, es una historia del pasado.

Changho terminó su entrenamiento y entró en el vestuario para cambiarse.

Se masajeó los brazos y las piernas doloridos y dejó escapar un suspiro.

"Uf... ¿Me he pasado hoy...?".

Debería ponerme unos parches musculares.

Con ese pensamiento, Changho abrió su taquilla.

Tal vez porque era tarde, el vestuario estaba vacío, ni un alma a la vista.

Changho suspiró al percibir la inquietante atmósfera del lugar.

"Uf... Debería darme prisa en cambiarme e ir a cenar algo~".

Changho tarareó una melodía mientras se cambiaba.

Fue entonces cuando ocurrió.

"Sob... sniff..."

"......?"

Un débil sonido de llanto llegó a los oídos de Changho.

Sintió un escalofrío que le recorrió la espina dorsal y miró hacia la esquina del vestuario de donde provenía el ruido.

"Pero, estoy seguro de que no había nadie...".

Contuvo la respiración y aguzó el oído, preguntándose si había oído mal.

"Sniff... sob... uhh..."

"......!"

Por débil que fuera, sin duda era el sonido de alguien llorando.

Un sudor frío empezó a correr por la espalda de Changho.

Apresuradamente cogió la espada de bambú que estaba tirada en el suelo y la agarró con fuerza.

La punta de la temblorosa espada apuntaba hacia la oscuridad.

En ese estado, Changho caminó lentamente hacia la fuente del sonido.

Era como una escena sacada directamente de una película de terror.

El cliché en el que alguien percibe algo extraño a partir de un sonido desconocido, se desplaza para comprobarlo y acaba desaparecido al día siguiente.

"Oh... Señor."

Changho hizo la señal de la cruz en el aire, buscando al Señor en el que ni siquiera creía.

Agarrando con fuerza la espada de bambú, Changho se acercó lentamente a la esquina del vestuario de donde provenía el sonido del llanto.

"Namu Amitabha, Aleluya..."

Changho murmuró una oración bastante inquietante que cruzaba entre el budismo y el cristianismo.

Respiró hondo y abrió mucho los ojos, cargando hacia la guarida del mal donde parecían bullir susurros malvados.

"¡¡¡Quién está ahí!!!"

Un fuerte grito resonó en el silencioso vestuario.

Pero la única respuesta al grito de Changho fue una vocecita.

"¿U-uhh...?"

"......¿Huh?"

Ante la voz un tanto familiar, Changho frunció el ceño y miró hacia la oscuridad.

Allí, sentado acurrucado en un ovillo, había un chico joven.

"¿Naru...?"

"......?"

Un Jugador De Kendo Deprimido Posee A Un Aristócrata B*stardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora