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Susurros de Azul

- "Ojalá... ese día, hubieras muerto tú en lugar de mamá..."

Raiden se congeló ante esas palabras.

Aquel día.

El día de la pesadilla que dejó una cicatriz imborrable en Raiden y le inculcó la obsesión de ser odiado por los demás.

Las palabras de la chica se clavaron como una daga afilada en la herida sin cicatrizar.

Una sensación como si su carne quedara al descubierto y le arrancaran las entrañas golpeó al muchacho.

El rostro de Raiden palideció.

Su hermana menor, que tenía los ojos fuertemente cerrados, no lo vio.

Por desgracia, su boca seguía moviéndose.

-¡¡Deberías haber muerto!!

-¿Por qué basura como tú sobrevivió mientras mamá moría...?

-¡Deberías haber muerto! ¡¡Deberías haber muerto!!

Raiden sintió que se le cortaba la respiración.

Sus pulmones se tensaron, su respiración se volvió agitada y sintió que su corazón se detenía.

Incluso para él, que quería ser odiado, el dolor de esta herida era abrumador.

-¡Corre, Raiden!

Una voz nostálgica sonó en sus oídos, y...

-¡Thud!

El desagradable sonido de las hojas de metal atravesando la carne, cortando el grito de la frágil mujer.

-¡Deberías haber muerto!

Las palabras de su hermana, entrelazadas y superpuestas con el pasado, le marearon.

Sintiendo que estaba a punto de vomitar, Raiden huyó de la escena.

De vuelta a su dormitorio, el chico se aferró al cubo de la basura y vomitó durante largo rato.

Y esa noche.

-Raiden, hijo mío... Si no fuera por ti, podría haber vivido...

-¿Madre...?

-Es tu culpa, Raiden... ¡Por tu culpa...!

El chico tuvo una terrible pesadilla.

La precaria torre que había construido con obsesión e insensatez se derrumbó ante las palabras de su hermana.

Siempre se había culpado a sí mismo, pero

Oír esas palabras de otra persona, especialmente de su familia, fue totalmente devastador.

Porque apreciaba mucho a su familia.

Porque era su hermana pequeña, a la que quería tanto como a su madre.

Las palabras que salieron de la boca de la chica hirieron profundamente al chico.

-......

Raiden se levantó silenciosamente de la cama.

Salió a trompicones del dormitorio.

Los estudiantes tenían restringido salir del dormitorio después de las 10 pm, pero a Raiden no le importó.

Caminó.

Salió de la academia y se lanzó a un espacio desconocido.

Sin destino ni pensamientos en mente, el chico se limitó a repetir el acto de "caminar".

Un Jugador De Kendo Deprimido Posee A Un Aristócrata B*stardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora