Un Jugador De Kendo Deprimido Posee A Un Aristócrata B*stardo

23

Primer intento de asesinato de la princesa (2)

El periodo de exámenes parciales había sido agotador.

Los plebeyos tenían que demostrar su valía

y los nobles tenían que templarse para demostrar la legitimidad de su sangre azul.

La Academia era consciente del duro trabajo de los estudiantes.

Para ayudarles a relajarse, celebraban un banquete exclusivo para estudiantes después de cada periodo de exámenes.

Este banquete en particular fue aún más grandioso y extravagante de lo habitual, ya que asistieron las princesas del Imperio, la Santa y los hijos de las familias de los duques.

El consejo estudiantil y los ayudantes de cátedra estaban agotados por los intensos preparativos del banquete,

mientras los estudiantes pisaban emocionados los frutos de su trabajo.

Sin embargo, todos sus esfuerzos y expectativas se hicieron añicos cuando el banquete se convirtió en un caos.

"¡¡¡Terroristas!!!"

"¡Corred!"

"¡Profesores! ¡¡Coged a los profesores, rápido!!

Al comienzo del banquete, en el momento en que sonó la campana anunciando las 21:00, irrumpieron los asaltantes.

Los estudiantes se sumieron en la confusión al ver cómo la gente era alcanzada por las flechas, salpicando sangre por todas partes.

"¡Muévanse!"

"¡Rápido! ¡Fuera, rápido!"

Presas del pánico, algunos estudiantes corrieron hacia las salidas, tratando desesperadamente de escapar de la sala.

Se agarraron frenéticamente a los pomos de las puertas, pero...

-¡Clank, clank!

"¡Maldita sea! Las puertas están cerradas!!"

"¡Lo mismo digo!"

"¡Es-Espera! ¡No está cerrada, se ha levantado una barrera dentro!!"

La sala de banquetes ya estaba aislada del exterior, atrapada por los asaltantes.

A pesar de que el edificio de la Academia estaba fortificado con múltiples hechizos protectores y de detección,

la magia única de los asaltantes, alimentada por la sangre de incontables sacrificios, había logrado romper sus defensas.

"¡No empujen!"

"¡Retrocede un poco!"

Las alegres melodías que habían llenado el aire hace unos momentos se desvanecieron,

reemplazado por los gritos de los estudiantes aterrorizados.

La mayoría ya se había retirado del centro, acurrucándose en los rincones.

Unos pocos estudiantes permanecieron en sus lugares, tratando de mantener la compostura, pero ni siquiera ellos podían ocultar la expresión de desesperación en sus rostros.

Las armas estaban prohibidas dentro de la sala de banquetes, lo que les dejaba sin medios para resistir.

Sin embargo,

en medio del caos, alguien se plantó ante los asaltantes.

Un hombre joven, con el rostro oculto tras una máscara de color blanco puro.

Empuñaba una espada que parecía haber aparecido de la nada.

-Me conocéis...

-Me llamo...