Socorro

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El insomnio había sido mi fiel compañero desde que Hayami desapareció de mi vida, o más bien, desde que Raúl la arrebató. No había pasado una noche en paz desde entonces, y esta no era la excepción. Eran las 3:52 de la mañana cuando el móvil vibró en la mesita de noche, su luz parpadeante siendo la única fuente de iluminación en la penumbra de mi habitación. Un mensaje a esa hora era cuanto menos raro.

A pesar de las protestas y los intentos de Sandy, no compartíamos casa. Encontraba relajante el poder disponer de un espacio solo para mí. Supongo que esa era la excusa para no dar el paso definitivo de mudarme con ella, de compartir nuestra vida. No estaba preparado, no me motivaba a hacerlo. Esa noche estaba solo, dando vueltas en mi enorme cama sin poder conciliar el sueño.

El nombre que apareció en la pantalla me hizo enfadar: Raúl. ¿Qué coño quería a estas horas? Últimamente estaba muy raro. En la empresa nos asombraba cómo podía pasar de la más absoluta pasividad a la explosión de actividad de una bomba atómica.

Me levanté indignado y cabreado. Este tío era un auténtico gilipollas. ¿Qué derecho tenía a mandarme notificaciones a estas horas? El teléfono permanecía cargando en la mesita de noche mientras me levantaba a mear, dando tumbos con los ojos pegados por las legañas.

En el baño me alivié, aún dándole vueltas a la cabeza. Tenía la intención de no hacerle ni caso, o al menos mandarle un mensaje de vuelta bastante desagradable acerca de la hora que era. Pero no sé por qué no lo ignoré. La urgencia de ver un mensaje en mitad de la noche fue fruto de la providencia. Cogí el móvil exasperado y lo desbloqueé.

—Qué raro, no hay ningún WhatsApp... —me dije mientras repasaba la bandeja de entrada de la app y casi ni reparé en el icono de SMS nuevo que brillaba en la parte superior de la pantalla.

Cuando abrí el mensaje, mi corazón dio un vuelco. Eran solo unas palabras, pero el miedo y la desesperación detrás de ellas me golpearon como un mazazo.

"Soy Hayami. Por favor, ayúdame."

¿De verdad era Hayami? La última vez que la había visto, su vida ya se había convertido en una pesadilla. Era un juguete en manos de Raúl, sometida a sus caprichos y perversiones. Desde entonces, había desaparecido de las redes sociales, dejó de hacer streams y prácticamente dejó de existir para el mundo exterior. Mi preocupación por ella había crecido con cada día que pasaba sin noticias suyas, pero este mensaje, enviado desde el móvil de Raúl, elevó mi ansiedad a un nivel casi insoportable.

Sentí una punzada en el pecho mientras trataba de procesar lo que estaba pasando. No había tiempo para pensar; necesitaba actuar. Me levanté de la cama de un salto, el sueño completamente olvidado. Mi mente corría a mil por hora, evaluando la situación. Si Raúl se daba cuenta de que Hayami había usado su teléfono, podría ser catastrófico para ella.

Mi corazón latía con fuerza mientras me vestía rápidamente, cogiendo lo esencial: llaves, cartera y una determinación nueva y férrea de encontrarla y ayudarla.

Casi le hago un rozón al coche al sacarlo del garaje. Mientras conducía el coche caro que Sandy se había empeñado en que tuviera, por las calles desiertas de la madrugada, mis pensamientos no dejaban de girar en torno a ella. Recordé su sonrisa antes de que todo esto comenzara, cómo solía reírse de las cosas más simples. La última vez que la vi, esa sonrisa había sido reemplazada por una máscara de obediencia y miedo.

No tenía ni idea de por dónde empezar, pero algo me decía que el mensaje era cierto. Debía empezar a buscar en casa de Raúl.

Llegué a la casa de Raúl, estacionando a una distancia prudente para no alertar a nadie. El silencio era casi absoluto, roto solo por el canto ocasional de un pájaro nocturno. Mi corazón latía con fuerza mientras me acercaba a la puerta principal, temiendo lo que podría encontrar al otro lado.

Hayami significa: Chica de una gran belleza, inusual y un tanto rara (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora