-Marinette-
Cuando Adrien se fue, me invadió una profunda soledad. Bridgette no tuvo tiempo para estar conmigo, ya que mi castigo le impedía estar conmigo debido a que estaba ocupada. Sin poder salir ni siquiera para practicar boxeo, no me quedaba otra alternativa más que escapar con mi alter ego.
"Tikki, ¡puntos fuera!" exclamé, y un aura escarlata me envolvió, transformándome en LadyBug.
Abrí la ventana de mi habitación, cogí mi yoyo y lo lancé hacia un tejado cercano. Me deslicé por la ventana y, al llegar al tejado, comencé a saltar de uno a otro, sintiendo la brisa fresca acariciar mi rostro. El viento se movía en armonía, agitando mi cabello. Mis dos coletas resultaban bastante incómodas, así que decidí soltarlas, permitiendo que mi melena azabache se extendiera, mezclándose con la oscuridad de la noche. Puse las gomas del pelo en mi muñeca y, con un rápido movimiento, recogí mi cabello en una coleta alta. Una vez terminé, agarré mi yoyo con firmeza.
Continué mi travesía, saltando de tejado en tejado, dejando que el viento y la velocidad despejaran mi mente. Cada salto me brindaba una sensación de libertad y desahogo, algo que necesitaba desesperadamente en ese momento de tristeza y desconsuelo. La noche era mi cómplice, envolviéndome en su manto mientras buscaba alivio en el anonimato que LadyBug me ofrecía.
Observé desde uno de los tejados a una morena correr por las calles oscuras de la ciudad, grabando con su móvil en dirección hacia donde me encontraba. Rápidamente hui, no quería saber nada de mi ex mejor amiga. Además, los superhéroes no somos celebridades; somos héroes que salvamos a los ciudadanos. No salimos en televisión, solo podemos informar a través de las noticias si es por su seguridad.
"LadyBug, espera, ven aquí por favor," decía una chica insistente.
Avancé sobre varios tejados, mis movimientos ágiles y precisos, casi como si danzara entre las sombras de la ciudad. La noche era mi aliada, cubriéndome con su manto mientras corría. Agarré mi yoyo y, con un movimiento rápido y decidido, lo apunté hacia la punta de la Torre Eiffel. El yoyo se desplegó en el aire, su cuerda brillante y resistente extendiéndose como una extensión de mi propio brazo.
El yoyo es mucho más que un simple juguete; está diseñado con una tecnología avanzada que le permite adherirse a superficies y soportar grandes tensiones. En el momento en que la cuerda se tensó, sentí el tirón característico que me indicaba que había asegurado un anclaje firme. Con una mezcla de fuerza y destreza, di un salto desde el tejado, confiando plenamente en mi herramienta.
El viento silbaba a mi alrededor mientras ascendía rápidamente, como si fuera una flecha lanzada hacia el cielo. El yoyo me arrastraba con una fuerza constante, permitiéndome controlar mi trayectoria con pequeños ajustes en la cuerda y mi postura. La Torre Eiffel se acercaba rápidamente, su estructura metálica iluminada contrastando con la oscuridad de la noche parisina.
En cuestión de segundos, me encontraba en lo alto de la torre, observando la ciudad desde una perspectiva privilegiada. París se extendía bajo mis pies, un mar de luces titilantes y calles serpenteantes. A lo lejos, la chica que había estado llamándome se veía diminuta y sin poder seguirme. Respiré hondo, sabiendo que estaba a salvo por el momento.
Desde esta altura, podía planificar mi siguiente movimiento, asegurarme de que ningún civil estuviera en peligro y mantener mi identidad secreta. El yoyo, ahora recogido y listo para ser utilizado nuevamente, colgaba de mi cintura.
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¿Quienes son las nuevas guardianas? #2 Miraculous
FanfictionEl segundo libro de la trilogía Los secretos de nuestras familias Advertencia contenido sensible, hay escenas de asesinatos, temas de depresió.. Bridgette y Marinette son las nuevas guardias el Maestro Fu sentía que ya era la hora de darles a nuest...