Desde pequeña, siempre me he preguntado cómo sería mi vida cuando alcanzara la adultez. Imaginaba que, con dieciocho años, tendría una vida completamente formada: un auto propio, una casa grande con un jardín inmenso y, sobre todo, estaría casada con el amor de mi vida, junto a quien tendría dos hijos. Sin embargo, al reflexionar ahora, me surge una pregunta inevitable: ¿por qué soñamos con cosas que tal vez nunca lleguen a materializarse? La desilusión puede ser enorme cuando esos sueños no se cumplen. A veces, prefiero limitarme a pensar en cómo habría sido mi vida si esos sueños se hubieran hecho realidad.Quizás las personas que anhelamos el amor con tanta intensidad nunca lleguemos a encontrarlo, o tal vez tengamos que superar innumerables desafíos antes de que aparezca alguien que cumpla con nuestras expectativas. Es un pensamiento inquietante, y me hace preguntarme si realmente merezco que esa persona especial llegue a mi vida. Tener 21 años me aterra. No soy ni adolescente ni adulta, y siento que estoy en una etapa en la que debo comenzar a preocuparme seriamente por mi futuro para alcanzar lo que deseo. Soy muy exigente cuando busco a alguien: observo cómo actúa con los demás, su forma de sentarse, de vestir, de reír y cómo se dirige a mí.
Pero aquí surge un gran problema: ¿por qué no siento nada por nadie? ¿Qué me sucede? ¿Qué me pasó? En el fondo, sé lo que sucedió, pero no quiero recordarlo porque es una parte de mi historia que aún duele profundamente. Ese dolor es una herida que no ha sanado, y es difícil confrontar esos sentimientos cuando todavía afectan tanto. Siento que estoy en un limbo emocional, atrapada entre el deseo de encontrar a alguien especial y el miedo a enfrentar las cicatrices del pasado.
Puede que no haya superado completamente este episodio de mi vida porque sigo esperando algo que, en realidad, debería haber dejado atrás hace mucho tiempo. Me pregunto por qué sigue molestándome tanto. Tal vez sea porque su presencia, cuando reaparece, tiene el poder de alterar por completo mi mundo. Sé muy bien que no debo ceder, ya que los hombres son plenamente conscientes del impacto que tienen cuando una mujer se enamora. Ellos disfrutan de la atención y el afecto que reciben, y es evidente que valoran esos momentos. Sin embargo, me pregunto si realmente sienten de la misma manera que una mujer cuando ama. ¿Comprenden lo que es amar con tanta intensidad que uno querría literalmente arrancarse el corazón para ofrecérselo a la persona amada?
Esta intensidad de sentimientos es algo que quizás no todas las mujeres experimenten de la misma manera cuando están enamoradas, pero en mi caso, lo vivo profundamente y a veces me atormenta. Me duele admitir que odio ser así, tan vulnerable y entregada en el amor. Es frustrante sentir que los hombres pueden recibir todo ese amor y atención sin experimentar las mismas emociones profundas y desgarradoras que yo siento. Esta disparidad en cómo se vive el amor puede ser desconcertante y dolorosa. Me hace cuestionar constantemente si alguna vez encontraré a alguien que pueda amar de la misma manera intensa y apasionada que yo.
Este conflicto interno, entre mis esperanzas y mis desilusiones, me mantiene atrapada en un ciclo de anhelo y dolor. Quisiera poder dejar atrás estos sentimientos, superar definitivamente ese episodio, pero parece que la sombra de su recuerdo aún pesa sobre mí. No es fácil desprenderse de algo que una vez fue tan significativo, especialmente cuando cada pequeño encuentro, cada recuerdo, tiene el poder de reabrir heridas que creía cerradas. Estoy en una lucha constante conmigo misma, intentando encontrar un equilibrio entre mis sueños del pasado y la realidad presente, buscando una forma de reconciliarme con mis propios sentimientos y expectativas sobre el amor.
Busco el amor con tanto desespero, o mejor dicho, lo busco a él con una desesperación que me consume día a día. Espero fervientemente que lo que un día fue pueda resurgir, que esos momentos felices y la conexión que compartimos vuelvan a ser una realidad. Sin embargo, en el fondo sé que debo avanzar, porque la relación que tuvimos estaba envuelta en una toxicidad que nos hacía más daño que bien. No puedo ignorar las mentiras y engaños que ambos nos infligimos mutuamente, una maraña de falsedades y desconfianza que minaron nuestra relación hasta el punto de hacerla insostenible.
He vivido bajo la firme creencia de que con amor todo se puede superar, que cualquier obstáculo puede ser vencido si los sentimientos son lo suficientemente fuertes. Pero ahora empiezo a cuestionar esa convicción. El amor, aunque poderoso, no es una panacea que pueda arreglarlo todo. Me doy cuenta de que no basta con amar para sanar las heridas profundas que nos causamos ni para reconstruir lo que se ha roto tantas veces. Nuestra relación, en lugar de ser un refugio seguro, se convirtió en un campo de batalla donde el amor y el dolor se entremezclaban de forma destructiva.
Esta realización me lleva a una encrucijada emocional. Por un lado, anhelo aferrarme a los recuerdos de lo que solíamos ser, esperando que de alguna manera podamos recuperar esa magia. Por otro lado, la racionalidad me dice que seguir en este ciclo es perjudicial y que debo liberarme de esta dependencia emocional. El proceso de dejar atrás lo que tanto he valorado es doloroso, pero necesario para mi bienestar y crecimiento personal.
A medida que intento avanzar, me enfrento a la realidad de que el amor que una vez idealicé puede no ser suficiente para salvarnos. Debo aceptar que a veces, el amor también implica saber cuándo dejar ir. Es un paso difícil, lleno de incertidumbre y tristeza, pero esencial para encontrar una paz y felicidad genuinas. Tal vez, en el futuro, encontraré un amor que no solo sea profundo y apasionado, sino también sano y equilibrado. Mientras tanto, debo enfocarme en sanar y en reconstruir mi vida sobre una base de honestidad y autocompasión, lejos de la toxicidad que me retiene en el pasado.
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ESPERA, ¿SÓLO SOY YO?
RomanceEn el corazón de la vida militar, una joven soldado se encuentra atrapada entre sus responsabilidades y sus sentimientos cuando un compañero capta su atención durante una misión electoral. Mientras navega por las estrictas normas del ejército, descu...