Veo a Ellie mirar a diferentes lugares mientras permanecíamos en silencio. Ella no tenía ánimo de hablar, así que no la forzaría a hacerlo.
Seguramente estaría pensando en su discusión con Beth. Debía ser algo importante cuando Ellie se encontraba de esta manera. Ella podía llegar a preocuparse por muchas cosas, pero a este nivel solo lo ameritaba algo grande.
Baje mis pies de la cama ganándome la atención de la rubia. Me mira esperando que diga lo que quiera hacer.
-Debo ir al baño.
Ella asiente y sonríe intentando mostrar que está bien, pero no lo estaba para nada.
Me dirijo al baño sin apoyar mucho mi pierna derecha en el piso. Con solo hacer mover el músculo de mi pantorrilla me hacía quejar. No quería que Ellie tuviera otra preocupación más que añadir a su silencio.
Llego al baño, cierro la puerta y de inmediato me miró al espejo de cuerpo completo. Miró mi pantorrilla notando lo morado que está. Al menos no está muy hinchado o debería preocuparme más. Suspiro y luego intento ver mi cabeza, no lograba ver el golpe como tal por la densidad de mi cabello, pero si podía sentir la pequeña hinchazón.
Niego lentamente esperando que ninguna réplica le llegara a Pilar o a Francia. Sabía que solo estaban actuando por enojo y recelo.
Hago mis necesidades rápidamente, luego tomo una ducha rápida. No lo había hecho en todo el día y eso me hacía sentir algo sucia aún que no se veía. Tome una bata al salir de la ducha y me la coloque. Me dirigí al lavamanos donde me cepille la boca y finalmente salí del cuarto de baño.
Ellie no se encontraba cerca, así que me dirigí al guardarropa donde estaba mi ropa aún en la maleta. Me daba mucha pereza sacar todo para luego en unos días volver a meterlo en la misma maleta. Busco algo sencillo recordando que saldría del hotel con Ellie. Encuentro un pantalón corto de algodón ancho de color crema y una sudadera a juego.
-Tengo una venda para cubrir eso.
Salto en mi sitio al escuchar la voz detrás de mí.
¡Mierda! Era la segunda vez en el día que lo hacía.
-Lo lamento... otra vez.
Murmura apenada. La miro de reojo y niego lentamente.
-Te asustas muy fácilmente puedo notar.
Cierro el guardarropa con lo decidido en mano. Me giro y la veo cara a cara. Estaba un poco cerca de mí.
-No estoy acostumbrada a tener a otra persona en mi habitación.
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Nuestro Destino
Romance"En el amor, el destino baraja las cartas, pero nosotros jugamos la partida". -Jacinto Benavente. Rhea Tristen y Ellie Blaze no solo tenían la responsalibilidad de jugar dentro de una cancha de fútbol. No, ellas también debían jugar su propio juego...