Tome una bocanada profunda mientras veía el reloj seguir avanzando en la gran pantalla del estadio.
Rhea estaba a mi lado más tranquila y con un vaso de cerveza en su mano mientras le echaba una ojeada a su celular.
Mordí mi mejilla interior. Sujetaba con fuerza la barra de metal frente a mí que detenía que me fuera abajo.
El partido estaba intenso y no quería ni siquiera parpadear.
Íbamos sobre el marcador solo por un gol, pero el otro equipo estaba llegando repetidamente a nuestra zona haciendo que mi corazón quisiera salirse.
-¿Quieres un poco de alcohol? Te ves tensa.
Las palabras de Rhea me hacen desviar mi mirada. Ella se había puesto de pies y ahora estaba a mi lado mirándome fijamente. Negué y volví a mirar al frente.
Humedecí mis labios y seguí viendo el partido en silencio y sin querer parpadear, solo que esta vez Rhea estaba a mi lado.
-Beth está defendiendo como nunca.
Murmura Rhea. No pude evitar ver su nariz ya sana y recuperada. Había regresado su mayor atractivo según ella misma.
-Ella ha mejorado mucho, no tengo duda que nadie pasara esa barrera si ella está allí.
Aseguré. Rhea me miró y sonrío.
Permanecimos en silencio.
Dieron tres minutos de agregados. Todas las personas estaban de pies y el balón no dejaba de ir de un lado a otro.
El equipo contrario sube casi en su totalidad en un tiro de esquina. Mi corazón se detiene cuando veo que la pelota es sacada del área con los puños de Juliette, la arquera. En ese momento Beth le tira el balón a Mack y se arma la contra. Mi relevo corre a toda velocidad con el balón en sus pies mientras la defensa del equipo contrario va detrás de ella intentando detenerla. En un momento, Mack levanta la mirada y ve a Kim sola corriendo. Mack deja pasar a las defensas solo para no marcar falta por fuera de juego y es entonces cuando el balón pasa a la cabeza de Kim, el esférico pasa entre las manos de la arquera y impacta contra las redes de la portería contraria. El estadio estalla en gritos y Kim corre a celebrar junto al banquillo y todas las chicas que se acercan.
No puedo evitar mi felicidad y celebró junto a Rhea y los demás del palco que apoyaban a nuestro equipo.
Nuestra victoria estaba sentenciada. Solo faltaba que el partido se diera por finalizado. Sin esperar a que eso pase, empiezo a bajar para llegar al banquillo y celebrar junto a ellas en cuanto acabe.
Cuando estoy ingresando, escucho el silbato sonar y el estadio celebrar con gritos y silbidos haciendo un sonido ensordecedor.
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Nuestro Destino
Romance"En el amor, el destino baraja las cartas, pero nosotros jugamos la partida". -Jacinto Benavente. Rhea Tristen y Ellie Blaze no solo tenían la responsalibilidad de jugar dentro de una cancha de fútbol. No, ellas también debían jugar su propio juego...