Leí repetidamente la noticia que había en la portada.
"¿Nuevo amorío de la capitana Ellie? ¿Quién será la persona tras el vidrio templado? Esperamos pronto tener la respuesta."
Resoplé y alejé el celular de mi rostro. Lo dejé a un lado y me restregue el rostro con mis manos. ¿Justo tenían que verme saliendo del auto con una sonrisa estúpida?
Joder.
-Es Rhea, ¿cierto?
Tiemblo en mi lugar al escuchar la voz detras de mí. No tengo que girarme para saber quien era. El único hombre con el atrevimiento de entrar a mi habitación sin pedir permiso.
-Por suerte no bajo. No quiero que esto la afecte a ella. Aún ni siquiera su noticia ha salido a la luz y ya tienen el número de su matrícula.
Paul se sentó a mi lado y acaricio mi espalda con cuidado.
-Haré que le cambien el auto, pero deben ser más cuidadosas si no quieres que su noticia se filtre.
Asentí y tomé el celular para apagarlo, pero él detuvo mi acción tomando mi mano y luego agarrando el celular.
-Hace mucho no te veía sonreír así, Ellie.
Suspiré y le quite el celular para apagarlo.
-Sé que han estado saliendo para ponerse al día, ¿qué tal te está pareciendo?
Me puse de pies y me cambie de sofá para mirarnos cara a cara.
-No es ningún experimento, Paul.
Comente. Él sonrío y levanto sus manos.
-No fue lo que quise dar a entender. Realmente me interesa que Rhea se sienta bien aquí y sé que tú la estás ayudando.
Suspiré y asentí.
-Ha cambiado, definitivamente. Lo que ambos sabíamos.
Él asintió interesado en lo que le contaría.
-Su experiencia en Noruega y en el club no fue el que esperaba. Tal vez, se dejó llevar por su sueño y ignoro toda la realidad que envolvía a Rings Moon. No hizo amigas, ni su carrera profesional mejoró. Además, carga con la culpa de lo que le ocasiono a todo nuestro club. Sin embargo, su sentido del humor sigue muy intacto.
Afirme. Paul rió y asintió. Él mejor que nadie podía afirmar el sentido de humor de la pelinegra.
-Podremos trabajar con todos sus problemas. Le recomendaré ir a terapia con lo penúltimo que mencionaste. Debe tener su consciencia tranquila cuando empiece a jugar.
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Nuestro Destino
Romance"En el amor, el destino baraja las cartas, pero nosotros jugamos la partida". -Jacinto Benavente. Rhea Tristen y Ellie Blaze no solo tenían la responsalibilidad de jugar dentro de una cancha de fútbol. No, ellas también debían jugar su propio juego...