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-¿Qué pasó?
-Tenías razón. -Sollozó.
-¿Qué?
-No estoy llevando nada bien el hate.

Lucas la separó para mirarla a los ojos.

-No hagas caso de las malas lengua, wachita mía. Vos sos lo más maravilloso del mundo.

Naiara se alejó.

-No lo entiendes. Yo era una persona segura de mí misma, me quería muchísimo. Mi madre y mi abuela siempre me han enseñado a ser mi prioridad. -Se llevó las manos a la cara. -Últimamente todo eso ha desaparecido. Se están llevando mi luz, Lucas. Mi esencia, joder.

Se sentó en la cama para seguir llorando.

Lucas se agachó frente a ella y le apartó las manos.

-Mi amor. -Quitó las lágrimas con los dedos. -¿Por qué no me dijiste?
-No quería preocuparte.
-El efecto fue el contrario, wacha.
-Lo siento, siempre he podido sola y es a lo que estoy acostumbrada.
-Está claro que sola no podés y eso no está mal, boluda. Porque me tenés a mí. -La acarició la mejilla. -También tenés a Salma, a Paul, a Alex, a Denna. A todos los otitos.

Naiara hizo un intento de sonrisa.

-Sí, es verdad.

Se levantó para abrazarla.

-¿Querés ver una película?
-¿Te importa si me echo a descansar? Llevo toda la semana sin dormir...
-Claro, boluda. Podemos echarnos y dormir.
-Prefiero quedarme sola, Lucas.
-Nai... Dejame quedarme con vos.
-Bueno, está bien.

Lucas se tumbó y abrió los brazos para que Naiara se tumbara sobre él.

En el momento en que su cabeza se apoyó en su pecho, comenzó a dejar suaves caricias en su pelo.

***

-No debería hablarlo con vos pero Naiara está remal.

Salma lo tomó del brazo para apartarse algo más de sus compañeros.

-Define mal.
-No duerme, no come, no le apetece hacer nada. Y ya van 6 veces esta semana que la pillo llorando.
-Joder...
-Ya, boluda. Estoy preocupado.
-Necesita ir al psicólogo, tío. Es lo único que se me ocurre.
-Convencela vos. A mí por poco me echa de su habitación cuando lo mencioné.

Salma bufó.

-A esta tía a cabezona no la gana nadie.

-¿De quién habláis?

Salma y Lucas intercambiaron una mirada.

-Nai, amor. -Lucas se acercó para dejar un beso en sus labios. -Que guapa estás, boluda.
-Deja de hacerme la pelota, ¿de quién hablabais? ¿De mí?

-Que va, tata. Hablábamos de... de... Vale, sí. Hablábamos de tí.
-Salma. -La regañó Lucas.
-¿Qué? No se me ha ocurrido ninguna excusa.

-¿Y por qué hablabais de mí?
-Lucas me estaba pidiendo que hablara contigo.
-¿Conmigo?
-Sí, le he preguntado por tí porque llevaba días notándote rara y me ha dicho que hablara contigo.
-Pues ahora no puedo, quizá en otro momento.

Salma la tomó del brazo antes de que pudiera alejarse.

-No tienes prisa ninguna, los ensayos no empiezan hasta dentro de 30 minutos.
-Tengo que retocarme.
-Bien, voy contigo.

Naiara se soltó de su agarre con brusquedad.

-Se lo has contado, ¿verdad?
Sus ojos se posaron sobre Lucas.
-Wacha, yo... estaba preocupado por vos.
-Te lo conté en confianza, sabes lo mucho que me cuesta abrirme.
-Perdóname, boluda.
-Creo que ya te he perdonado demasiadas veces, esto empieza a cansarme de verdad. ¿Recuerdas aquella vez en las duchas? Tenía razón, esto siempre va a ser así.

Se alejó enfadada.

-La cagué, joder.
Se agarró la cara con las manos.

Salma le posó una mano en el hombro.

-Está triste, Lucas. Necesita tiempo y vamos a dárselo.

Lucas asintió.

-Es lo único que podemos hacer.

***

-Le he tratado mal. -Sollozó. -Joder, no es culpa suya. Es que no puedo más.
-Nai, habla con él.
-Esto no tiene solución. Tengo que dejarlo con Lucas.
-¡¿Pero qué dices?! No digas tonterías, ¿eh?
-Paul, no me encuentro bien y no es justo que lo esté pagando con Lucas cada dos por tres. Tenemos una relación muy tóxica.

Paul se quedó callado y apartó la mirada.

-¿Crees que tengo razón? Sé sincero, por favor.
-Quizá un tiempo separados no os vendría mal, es no puedo negarlo.

Naiara asintió.

-Es lo mejor para los dos.

Trató de no llorar y se tragó el nudo que tenía en la garganta.

-Nai. -Lucas se acercó con una sonrisa que se borró al ver su expresión. -¿Todo bien?
-Sí, claro. -Le mostró una sonrisa falsa. -Vamos a bordarlo en corazón hambriento.

Naiara lo tomó de la mano sorprendiendo a Lucas que entrelazó sus dedos.

-Solo decime que estamos bien.
-Pues claro que sí, bobo.

Dejó un beso en sus labios y lo profundizó cuando sintió que Lucas iba a separarse.

Lucas la tomó de las caderas y apegó sus cuerpos provocando que Naiara soltara un pequeño gemido.

-Joder, boluda. Ahora solo puedo pensar en irnos de aquí y terminar lo que hemos empezado.

Naiara soltó una risita al notar el bulto prominente en sus pantalones.

-¿Y ahora qué hacemos?
-Voy al baño.
-¿Quieres que vaya contigo?
-Si venís entonces no apareceremos en todo el ensayo.
-Cierto.

Lucas dejó un beso en su sien.

-Te quiero, vuelvo en seguida. O al menos eso espero.

Se alejó con una sonrisa.

-Tata. -Salma la abrazó. -Siento lo de antes.
-No. Lo siento yo.
-Sé que estás mal y Lucas y yo hemos acordado no presionarte.
-Os lo agradezco mucho, de verdad. Y siento muchísimo como me he portado, no os lo mereciais después de todo lo que habéis hecho por mí.
-No hay nada que perdonar. -Volvio a abrazarla. Por cierto, os he visto. -Se rio con picardía. -Esperemos que arregle su problemita.
-¡Salma, tía!

Soltaron una carcajada.

Cuando Lucas volvió, Naiara y Salma soltaron otra carcajada al notar que se recolocaba los pantalones y él las miró confundido.

-Tengo monos en la cara, ¿o qué?

Aquella frase logró que se rieran aún más.

-Salma lo ha visto todo. -Le aclaró Naiara cuando pudo dejar de reír. -Incluso... -Bajó la mirada a su entrepierna.

Lucas sintió sus mejillas calientes.

-¡No, boluda! ¡Qué vergüenza!
Escondió la cara en el hueco del cuello de Naiara.

-¡Chicos empiezan los ensayos ya!

Salma se dirigió hacia Juanjo y Naiara y Lucas caminaron en dirección contraria para situarse junto a Alex y Denna.

Estrellas en el aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora