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-Dejadla respirar.

-Pero Lucas, ¿qué es lo qué ha pasado?

-Tía, ya lo ha contado 30 veces. Déjalo, bastante mal lo está pasando.

Abrió los ojos.

Todo estaba desenfocado hasta que parpadeó un par de veces.

-Mira, ya está despertando.

Alguien la tenía sujeta de la mano.

Bajo la mirada y movió los dedos.

Lucas elevó la cabeza al notarlo.

-¡Boluda, qué susto!

Se acercó para abrazarla.

-¿Qué ha pasado?
-¿No te acordás? Salimos de la discoteca y te desmayaste.

Naiara asintió.

-Es verdad. ¿Qué hora es? ¿Dónde estamos?

-Primero tranquilízate, ¿de acuerdo? -Intervino Noemí.
-Necesito agua.

Se incorporó pero un mareo la hizo volver a sentarse.

-Paul, trae agua. Gracias.

Paul se dio la máxima prisa posible.

-Ten.
-Gracias.

Dio un trago largo e inspiró hondo.

-Tómate esto.
Le dio un paracetamol.

-Igual vomito.
-Pues ale, para el baño.

Lucas la ayudó a levantarse y la acompañó hasta el baño.

-Agárrate a mí.

La ayudó a inclinarse sobre el inodoro y Naiara echó todo lo que había bebido la noche anterior, que no era poco.

-¿Mejor?
-Un poco.

-Nai...
-Estoy bien, tío. Solo necesito descansar.
-¿Tío?
-Así llamo a mis amigos.

Lucas soltó una carcajada incrédulo.

-¿Amigos? ¿Vos y yo?
-Eso somos.

Lucas negó.

-Vos y yo no somos amigos ni colegas ni hermanos como siempre decimos frente a las cámaras.
-¿No?
-No y lo sabes perfectamente.

Naiara se encogió de hombros.

-Yo ya no sé nada, Lucas.

***

Llegó al hotel, se duchó y nada mas cambiarse al pijama, se echó sobre la cama.
Pero llamaron a la puerta haciéndola bufar.

Estaba molida y no se encontraba bien.
Necesitaba dormir, no más visitas. No quería ver a nadie, por lo menos hasta el día siguiente.

-¿Sí?
-Tata, soy yo.

Naiara se incorporó de mala gana y abrió la puerta.

-Tienes cara de querer matar a alguien.
-Sí, a ti. ¿Qué quieres?
-Eeeeeepa. ¿Qué te pasa?
-Estoy cansadísima, Salma.

-Solo quería hablar.
-¿Te ha pasado algo?

Salma negó.

-No. O bueno, por lo menos ahora no.
-¿Ahora no?
-Ahora no. Pero pasó en su momento.

Entonces Naiara entendió de lo que hablaba.

-Fue un error, Salma. Somos tatas pero nada más. -La tomó de las manos. -Y además, soy hetero. No sé que me pasó.
-Lo sé, Nai. Al igual que sé porque lo hicimos, no estabas pensando en mí precisamente... Soy consciente de ello y no me lo tienes que explicar.
-Gracias.

Salma la envolvió entre sus brazos.

-Solo Prométeme una cosa. -Se separó para mirarla. -Prométeme que tendrás cuidado.
-¿Cuidado?
-Sí, no me malinterpretes. Quiero muchísimo a Lucas, pero tú eres mi tata y no voy a permitir que te hagan daño. Y él tiene novia, Naiara.
-Créeme, no se me olvida. Pero él no para de insistirme, está siendo un egoísta últimamente.

-Nai, si él no está dispuesto a dejar a la novia... corta esto que tenéis. No quiero que vuelvas a pasar las noches llorando y sin poder dormir, ¿vale?

Naiara asintió.

-Lo sé y ahora me está costando más. Se portó tan bien en la fiesta...
-¡Ah! De eso quería hablar también. Rusli me mencionó algo muy por encima. ¿Qué pasó?

Naiara trago saliva tratando de disipar la imagen del camarero sobre ella.

-Bebí demasiado. -Respondió finalmente.
-Y te desmayaste, ¿verdad?
-Sí, como te he dicho bebí más de la cuenta.
-¿Algo más? Dicen que parecías estar afectada por algo.
-El alcohol sólo.

Salma asintió sin estar del todo convencida.

-Está bien. -Caminó hacia la puerta. -Entonces las marcas del cuello no son nada, ¿verdad?

Naiara miró hacia abajo.

No había recordado que se había duchado y por ende, el maquillaje que había cubierto las marcas, había desaparecido dejando estas bien visibles.

-No es lo que crees...
-Solo sé que quien haya sido debe controlarse un poco.
-No ha sido Lucas. Fue un tío que conocí en la fiesta, nos liamos en los baños.

-Naiara, sé que me estás mintiendo así que para. Si no quieres contármelo, está bien, pero no me mientas.
-Lo siento es que yo... no puedo. Te prometo que te lo contaré cuando esté preparada.

***

Su mente no estaba en el estudio.

Estaba tan cansada que su mente viajaba de Lucas a su habitación de hotel y de su habitación de hotel a su conversación con Salma de hacia ya casi 2 semanas. Y así todo el tiempo.

Cuando terminó, decidió ir a comer para despejarse y pedir un café bien cargado.

No iba a poder aguantar si no.

-¿Nai?
-¿Luki?

Se sonrieron.

-Iba a comer.
-Yo también. ¿Puedo acompañarte?

Naiara dudó pero acabó por asentir.

-¿Cómo estás? Apenas te he visto desde... bueno, desde que salimos de la academia.
-No he tenido nada de tiempo.
-Ya. Vi tu entrevista de "La resistencia".

Naiara tragó saliva visiblemente nerviosa.

-Fue una entrevista muy divertida.
-No voy a fingir que no tengo curiosidad sobre tus 3 puntos.
-Pues... te vas a quedar con la duda.

Se alejó de él y Lucas la tomó del brazo.

-No seas cruel. ¿Quién es el afortunado?

Naiara se soltó de un tirón.

-O los afortunados, ¿quién sabe si solo fue uno?

Lucas apretó los puños visiblemente celoso.

-No voy a repetirte la pregunta más. ¿Quién es?
-No tienes derecho a reclamarme nada, querido. Tú tienes una novia preciosa esperándote en Barcelona.

-Dijiste que me tendrías paciencia.
-La paciencia se agota. Llevamos 2 semanas fuera y aún no has hablado con ella. Te gusta jugar a dos bandas, ¿o qué? -Lo empujó del pecho. -Claro, es muy divertido tener una para follar durante la semana y con otra los findes.
-Te estás pasando.
-Y ahora la mala soy yo. Que te den.

Se alejó pero Lucas la siguió.

-No me hagas esto, Nai. Te quiero y lo sabes.
-Pues ahora mismo no, Lucas. Me siento utilizada y no sabes cuanto me duele verte como si nada con ella.
-Si propone planes, no puedo negárselos.
-¿Y por qué no? Si no estás dispuesto a hablar con ella dímelo de una vez y dejamos esto ya.

-Nai...
-Sé sincero, Lucas. ¿La vas a dejar?
-Yo...
-Ya veo.

Se alejó.

No quería llorar frente a él.

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