Me sentía de lo peor, ni Liam logró humillarne tanto. Acaso ¿Debía acostumbrarme a que todos los hombres me trataran asi? El precio que pagan la mayoría las mujeres en este mundo.
-Colocatela ¿si?- dijo Ethan sacandome de mis pensamientos.
A pesar de yo ser la mala en este cuento, él no se había atrevido a insultarme o siquiera a ponerme un dedo encima que yo no quisiera.
-Gracias, gracias por haberme defendido de James y Fabricio -dije mientras abrazaba su pecho desnudo al igual que el mío. Lloré unos minutos en sus brazos y decidí despegarme.
-Por favor, pontela, te vas a resfriar - me entregó la camisa. Me la coloque y coloque la suya también.
-¿Y ahora que haré? Me salí de casa. Sé que no está bien lo que hice, pero no merecía ser tratada así.
-Ninguna mujer merece ser golpeada y mucho menos ofendida- defendió sosteniendo mis manos.
Se acercó a mi e intento quitar la mano de mi mejilla, que me dolia, casi quemaba.
-Dejame ver.
Sostuvo mi mano y yo deje que la retirara.
Me miró como si estuviera muy fea.
-¿Cómo está? - pregunté.
-Joder, está de lo peor. Juro que si ese que dice llamarse tu hermano vuelve a tocarte, lo mato- me habló enojado- Abré la boca.
Obedecí y su cara fue aún peor.
-Estas Sangrando- señaló nervioso.
Para completar, me sangraba toda la boca.
-Puedes quedarte en mi casa hasta que consigas algo.
Pero quedarme en su casa no era la mejor idea, podia verme Liam y todo se arruinaría, tampoco quería causar molestias; tener a una chica que ha sido golpeada por su hermano, era como si me diera asilo.
Sin decir nada, saque mi celular y llamé a María.
-María ¿Puedo pasar la noche en tu casa?- Pregunté alterada.
-Azul, no estoy en el pueblo, salí por la tarde, ¿Qué pasó? ¿Estás llorando?- formuló por el sonido de mi voz.
-Me salí de casa, mi hermano me abofeteó.
-¿Qué? Ese idiota se atrevio a golpearte ¿Porqué? - me preguntó confundida.
-Me vió besandome con Ethan - confesé entre lágrimas.
-Te prometo que cuando regrese lo dejare sin manos - Amenazó mi amiga- ¿Ethan está contigo?
-Si, dice que me vaya con él a su casa.
-Entrégale el celular.
-María quiere hablarte- le dije entregándole mi móvil.
Hablaron no se de que, pero luego me lo devolvió.
-Ve con él- aseguró- No te le separes ni un instante. Mañana regreso y vendrás conmigo.
-Gracias, hasta mañana - me despedí.
-Escúchame, deja de llorar, y seca esas malditas lágrimas de tu cara; ni James, ni nadie las merece ¿Entiendes? Nadie. Cuídate, y no olvides que te quiero como si fueras mi propia hermana- soltó antes de colgar el celular.
María, la única en quien podía confiar.
-¿Vamos? -me preguntó sin despegar sus ojos de mí.
-Azul- la voz de mi cuñada hizo que me diera vuelta.
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Nuestro Secreto- 🔞
DragosteTodos tenemos un secreto ¿no?, pues, esta historia tiene muchos.