ESTEREOTIPOS DE UN CUERPO PERFECTO.

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Según Azul.

Pasaron los días y agradecí no haberme encontrado con Fabricio, Deivid y menos con el idiota de mi ex. No supe de ellos, y mejor así.

Asistí puntualmente a mis clases y me valió media hectárea de verga sus malditos comentarios, ofensas y burlas hacia mí.

No porque no me importa lo que digan, significa que dejen de hacerlo, y eso aprendí estos días.

-Buenos días alumnos de Payter,- se escuchaba en la radio de la universidad- Todos hacerse presentes en las gradas, sin excepción alguna. Mientras... consideren en que competencia desean participar: Deportivas, conocimiento o creatividad- se escuchaba- RECUERDEN: Los cupos son limitados y la inscripción es OBLIGATORIA- dando por finalizada la información.

Me dirigí a las gradas y me senté en los últimos puestos, estaba todo lleno. Solo imagina la única universidad del pueblo en esas gradas, con varias personas.

Tomen asiento y disfruten del partido- escuchándose nuevamente la voz.

Se podía ver claramente las imágenes desde allí en una enorme pantalla; la puerta que conectaba los camerinos de los futbolistas con la inmensa cancha deportiva.

No tardaron en hacerse presentes los futbolistas. Eran 12 aprox.

Reconocí algunas caras en el equipo: Fabricio, Deivid y el infeliz de Liam. 

Espera... espera, también estaba el chico que había golpeado mi mi cabeza con el balón.

No puede ser, lo entendí, lo hizo adrede para molestarme hacerme sentir peor con la situación del maldito y desagradable vídeo.

Maldito Liam, maldito imbécil, infeliz, estúpido, cobarde y desleal, fueron las palabras que repetía mentalmente.

Fue cuando escuche el silbato y salí de mis pensamientos.

Ese jodido uniforme, claro tenía que ser él.

Esos pases, el balón; los reconocía.

Ya no me quedaban dudas ese equipo era el mismo que ví practicar en el parque la mañana del domingo pasado.

No quise seguir atormentando y mortificando más mi existencia.

Que mejor que colocarme los audífonos y escuchar música para salir de mi realidad.

Tarde minutos así, hasta que noté que las personas abandonaban las gradas para ir a tomar su almuerzo.

Me levante como si la  vida me pesara y fui directo al comedor, tome mi comida y camine entre las mesas, sentándome al fondo y sola.

Las miradas no paraban.

Extrañe a María, tampoco asistió hoy.

En el preciso momento en que iba a almorzar sentí como alguien tomaba asiento en la silla.

Estaba frente de mí.

Suspiré y saqué mis audífonos.

-¿Qué quieres?- pregunté fría.

- Te debo una disculpa- dijo mirándome a los ojos- Lamento haber pateado y que la pelota te cayera en la cabeza- Siguió con lo que parecía una disculpa.

Lo miré con dudas.

¿Acaso me estaba pidiéndiendo disculpas?

¿Era sincero?

-Me presento, soy Ethan- dijo rompiendo el silencio.

Mierda Ethan.

El mismo que me había golpeado, era el que había intervenido en la discusión con Fabricio, y estaba allí sentado pidiéndome disculpas, sin olvidar que es el mismo fuckboy del que me había hablado María.

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