EL DÍA MENOS ESPERADO.

26 2 0
                                    

Según Azul.

-Azul, tú madre tuvo una recaída.

Mi corazón se encoje, el remordimiento me ata y le acompañan lágrimas que escalan lentamente hasta que caen por mis pómulos.

Todo era mi culpa.

Si yo me hubiera quedado a su lado, si yo no hubiera actuado así, si yo...

La mano de Ethan interrumpe mi pasmo.

-Vamos, te llevaré- asegura, guiando sus cálidos ojos a los míos.

Me sonríe compasivo y toma mi mano. Se despide de su tío, este le entrega mi celular y juntos bajamos las escaleras.

El frío de la madrugada me invade y Ethan me tiende su chaqueta a la que me niego a aceptar.

-No quiero que te enfermes- dice, apreciando como me a abrazo a mi misma.

La acepto luego de sus insistencias, me guía al auto y subimos a los asientos delanteros.

Lo veo tomar el volante y verificar por el retrovisor la distancia entre el auto y los tachos de basura de la acera de atrás.

***

Según Ethan

Mis ojos ven más allá de los suyos, una profundidad enorme los acoge y parece que al ver hacia el frente los ojos pierden luz y lo único que denotan es estar "Pérdidos"

Permanece en un silencio atormentador al que me someto para no incomodarla.

Su mente juega en su contra y lo sé porque de reojo veo sus manos vibrar con desesperación y ansiedad.

Si mente la tortura.

-No fue tu culpa.

Mis palabras salen sin poder evitarlas, me aclaro la garganta y vuelvo mis ojos a la sombría carretera.

Esas fueron las palabras que escuché de Adrian el día del funeral de Thesa. Ese día no pude dormir, ni el siguiente y aún no puedo dormir en paz.

Lo reconfortable de saber que no había sido yo solo me hizo buscar quien era el culpable.

Si no lo soy, es ella.

¿Pero, deseo verla como vi a mi hermana? ¿Deseo verla en una tumba?

La oigo sonarse la nariz y me conmociono al verla sollozar.

Azul es tan sensible.

Odia que le griten, que la ignoren, no ser tratada con el mismo afecto, el café, las margaritas, el color amarillo y las mentiras.

Y yo la odio a ella.

-No es cierto, soy una mala hija... yo... lo-lo soy.

Según Azul.

El camino se vuelve largo y solo puedo oír el ruido que destila el auto en avanzar.

¿Porqué no puedo ser cómo él?

-Mirame a mí, Azul- dice y llevo mis ojos ardidos a él.

Sostiene el volante y el cabello adquiere movimiento por la brisa.

El ventanal está abierto.

-Desde que mis padres murieron he estado solo- si voz se torna agria, pero no deja de ver al frente.

Es como si no quisiera hacer el mínimo contacto visual.

Tomo el valor y llevo mi mano a la suya, la misma que lleva sujeta el volante. Si mano está helada y en cuestión de segundos, me arrepiento de haberle quitado la chaqueta.

Nuestro Secreto- 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora