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Semanas atrás

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Semanas atrás...

El aroma de la omega inundaba todo el lugar, su celo se había adelantado por un simple error de la alfa. No había sucedido nada malo, pero que la omega deseara tener una marca y que la alfa dejase besos donde se debía realizar esta marca hizo que el cuerpo de la omega reaccionase de ese modo. JiHyo no sabía que eso era posible, no sabía que el celo de su omega se podría adelantar por el simple hecho de depositar un par de besos allí, pero así fue, y ahora tenía problemas para controlar toda esa situación.

La omega estaba un poco avergonzada y sonrojada, disculpándose con la alfa. Mientras que otra parte de la omega volvía a sentirse mal por el rechazo —negación— de la alfa al marcarla. SaNa realmente deseaba que la alfa ma marcara y eso era algo que le había dejado claro meses atrás, pero que aún la alfa no estaba dispuesta a hacer. JiHyo sostuvo el rostro de la mayor en sus manos, haciendo que la omega se sonrojara nuevamente.

— Ji... —Cerró sus ojos y bajó la cabeza— Sólo dame mis supresores —Murmuró

— No haré eso —SaNa miró a la alfa, no sabiendo que decir en ese momento. Sus piernas temblaron ante la extraña oscuridad que de pronto tenían los ojos de la alfa, y tembló aún más cuando las manos de la menor bajaron hasta su cintura y la sostuvieron.

Por muy preparada que se sintiera para estar con JiHyo, ahora sentía un poco de miedo. No por el hecho de que pensaba que la menor la lastimaría o algo así, al contrario, pensaba que no existía mejor persona que JiHyo y que sabía la cuidaría. La alfa notó eso, haciendo que sólo se dispusiera a dar caricias y besos en el cuerpo de la mayor.

Sana se aferró a JiHyo y gimoteó. No podía mentir, eso era un dulce dolor, del cual sólo su alfa podría hacerla sentir tan bien. Cuando sintió como la menor se acercaba a su cuello, volvió a aferrarse a ella. Quizás el dulce sentimiento de sentir que su decisión no era más un error hizo que todo se sintiera mejor.

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