SAMIRA & ADAM
❤️🩹Adam perspective
Después de descubrir que Samira estaba embarazada, nuestra vida cambió de manera inesperada y maravillosa. La noche anterior había sido un torbellino de emociones: alegría, nerviosismo y una profunda sensación de responsabilidad se entremezclaban en nuestros corazones. Apenas había podido dormir, la emoción me mantenía despierto.
Al amanecer, salté de la cama, ansioso por comenzar el día. Miré a Samira, quien aún dormía, su rostro sereno irradiaba una paz que me llenaba de amor y gratitud. Me acerqué suavemente y la besé en la frente.
-Despierta, amor-dije en voz baja, tratando de contener mi entusiasmo.
Samira abrió los ojos lentamente y me miró con una mezcla de sorpresa y ternura.
-¿Qué pasa, Karim? ¿Por qué tan temprano?
-No podía esperar más. ¡Tenemos que ir al centro comercial! Hay tantas cosas que necesitamos comprar para el bebé.
Samira sonrió y se desperezó, dejando que la emoción del momento la despertara por completo.
-Está bien, déjame alistarme.
Mientras Samira se preparaba, hice una rápida lista mental de todo lo que necesitábamos: ropa, pañales, muebles, juguetes. La lista parecía interminable, pero estaba decidido a conseguirlo todo. Quería que nuestro bebé tuviera lo mejor desde el primer día.
Salimos de casa temprano, la emoción en el aire era palpable. Llegamos al centro comercial poco después de que abriera y nos dirigimos directamente a la sección de bebés. Los pasillos estaban llenos de colores suaves y adorables diseños que nos hicieron sonreír de inmediato.
Empezamos por la ropa. Samira sostenía diminutos mamelucos y sonreía, imaginando cómo se vería nuestro bebé en ellos.
-Mira esto, Karim. ¿No es adorable?
Asentí, incapaz de contener mi propio entusiasmo.
-Es perfecto. Vamos a necesitar un montón de estos.
A medida que avanzábamos por la tienda, nuestras cestas se llenaban rápidamente. Compramos bodys, pijamas, gorritos y calcetines. Cada prenda que escogíamos nos hacía imaginar más vívidamente a nuestro bebé.
Luego pasamos a la sección de muebles. Nos detuvimos frente a una cuna blanca, sencilla pero hermosa.
-Esta sería perfecta para el cuarto del bebé-dijo Samira, acariciando suavemente la madera.
-Estoy de acuerdo. También necesitamos una cómoda y un cambiador.
Elegimos los muebles con cuidado, asegurándonos de que todo combinara a la perfección. Cada pieza que añadíamos a nuestra lista hacía que la llegada del bebé se sintiera más real.
Nos dirigimos luego a la sección de juguetes. Samira se detuvo frente a una estantería llena de peluches.
-Mira este osito. ¿No es encantador?
-Sí, lo es. Vamos a necesitar algunos juguetes suaves y seguros para el bebé.
Poco a poco, llenamos el carrito con peluches, sonajeros y libros de cuentos. Queríamos que nuestro hijo creciera rodeado de cosas que estimularan su imaginación y desarrollo.
Finalmente, llegamos a la sección de artículos esenciales: pañales, biberones, y productos para el baño. Aquí fue donde nos dimos cuenta de la magnitud de lo que se avecinaba. Había tantas cosas que necesitábamos y, aunque podía ser abrumador, la emoción nos impulsaba a seguir adelante.
Samira y yo caminamos por los pasillos, deteniéndonos en cada estantería para asegurarnos de que no nos faltara nada. La lista parecía interminable, pero no nos importaba. Cada artículo que añadíamos al carrito nos acercaba más a la realidad de tener un bebé en casa.
Mientras tanto, hablábamos sobre nuestros planes para el futuro, cómo decoraríamos la habitación del bebé y qué tipo de padres queríamos ser. Nos reímos juntos, nos emocionamos juntos y, en esos momentos, me di cuenta de lo afortunado que era de tener a Samira a mi lado.
Después de varias horas, finalmente llegamos a la caja registradora. La cantidad de artículos que habíamos comprado era impresionante, pero valía la pena. Nos miramos, cansados pero felices, sabiendo que habíamos dado un gran paso hacia la preparación para la llegada de nuestro bebé.
De regreso a casa, el coche estaba lleno de bolsas y cajas. Samira se recostó en el asiento, su mano descansando suavemente sobre su abdomen.
-¿Te das cuenta de que todo esto es para nuestro hijo?-dijo, con una sonrisa que iluminaba su rostro.
-Sí, lo sé. Y no puedo esperar para conocerlo.
Pasamos el resto del día organizando y preparando todo lo que habíamos comprado. Armamos la cuna, colocamos la ropa en la cómoda y dispusimos los juguetes en la habitación. Cada pequeño detalle hacía que todo se sintiera más real.
Por la noche, después de un día agotador pero increíblemente gratificante, nos recostamos juntos en la cama. Samira descansaba su cabeza en mi hombro y yo acariciaba suavemente su cabello.
-Gracias por todo, Karim-dijo, su voz apenas un susurro.
-No tienes que agradecerme. Esto es solo el comienzo de nuestra aventura juntos.
Nos quedamos en silencio, disfrutando de la tranquilidad y la intimidad del momento. Sabíamos que nuestra vida estaba a punto de cambiar de maneras que aún no podíamos imaginar, pero estábamos listos para enfrentarlo juntos.
A medida que Samira se quedaba dormida, me sentí abrumado por una ola de amor y gratitud. No solo por la vida que estábamos construyendo juntos, sino también por el increíble viaje que teníamos por delante. Con una sonrisa en mi rostro, cerré los ojos y me dejé llevar por la tranquilidad de la noche, soñando con el futuro que nos esperaba.
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LATIDOS SINCRÓNIZADOS
RomanceUna enfermedad que no tiene cura, pero se supone que ¿el amor lo cura todo no? ¿Podrá curarla?