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(Varios dias más tarde)
Adam se despertó con la cabeza aún nublada por el sueño y el cuerpo pesado por el cansancio acumulado. Al abrir los ojos, se encontró con la imagen de Samira durmiendo plácidamente a su lado. Observó cada uno de sus rasgos con admiración, maravillándose ante su belleza natural. Sin embargo, algo lo inquietaba: Samira había adelgazado notablemente en los últimos días, y eso le preocupaba profundamente.
Con un suspiro preocupado, Adam se levantó con cuidado para no despertarla y realizó su rutina matutina. Después de la oración, se vistió con su bata y se preparó para dirigirse al hospital. Antes de partir, envió un mensaje a Samira para avisarle de su ausencia y asegurarse de que estuviera bien.
Al llegar al hospital, Adam se sumergió en su trabajo habitual, tratando de mantener la mente ocupada para no pensar en las preocupaciones que lo atormentaban. Se encontró con Andrea, una compañera de trabajo a la que admiraba por su encanto y profesionalismo. Aunque sabía que Andrea y Samira no se llevaban bien, Adam confiaba en que podrían llevarse mejor si tuvieran la oportunidad de conocerse mejor.
A las 11 en punto, apareció Samira en la entrada del hospital. Llevaba un chándal negro y su hijab del mismo color, pero Adam la observó con atención mientras se acercaba, notando su aspecto pálido sus ojeras realmente notables. El estaba bastante preocupado.
Ella se acercó con una media sonrisa -Buenos días- dijo y Adam la sonrió, Adam cada vez se replanteaba más lo de confesarle sus sentimientos, el realmente la quería.
Hicieron todas sus pruebas y cuando acabaron a las tres como siempre Adam quiso invitar a comer a Samira.
-Samira, te invito a comer, que hace mucho que no comemos juntos - Dijo y ella se tensó. -He, no no hace falta, es que me encuentro mal- dijo súper tensa y nerviosa.
-¿qué te pasa?,llevas días sin comer, matándote a ejercicio, y estás pálida- dijo y ella respondió un simple "nada" para irse a casa rápidamente. Adam suspiró y apareció Andrea delante suya.
-Pues si tu mujer no quiere comer contigo...invítame a mi- dijo con una sonrisa y Adam se la devolvió- creo que voy a ir a casa a comer con ella, otro día- dijo agradable y Adam noto la molestia de Andrea.
-Realmente no te debes de preocupar de ella, probablemente solo esté llamando la atención y eso, ya sabes- dijo y eso a Adam le molestó, suspiro y se fue de ahí.
Llego a casa y no encontró a Samira, bajo al gimnasio, y como no, ahí estaba, matándose a cardio.
El cogió cabreado y desenchufó la máquina. -¿Qué haces?- dijo ella bajándose- No, ¿Que haces tú? Te vas a matar de hambre- dijo y se repente, Samira se desmayó.
