Ariadna García, ex-militar, y Bucky Barnes, ex-soldado del invierno. Ambos, con cosas y actitudes completamente diferentes pero similares, son invitados (obligados) por sus mejores amigos a vivir al dichoso complejo de los vengadores.
Pero al parece...
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¿Cómo era posible? ¿En que momento sucedió que no me dí cuenta?
Barnes estaba en shock definitivamente luego de la confesión no tan directa de Steve, James se queda pensando un poco sobre las consecuencias que conlleva eso. Aún no lo creía del todo, ¿qué es lo que veía Steve en ella? Se pregunta Bucky, ¿Acaso será lo patética que es?
No entendía para nada a su mejor amigo, cuál de todas las razones había hecho que Steve sintiera eso, una atracción por Ariadna. Estaba totalmente confundido y enojado, ni siquiera sabía el porque de su enojo, él sentía que ella no era para Steve. De todos modos no lo aceptaba, y debía haber una forma para que Rogers viera todo el panorama completo. Bucky se encargaría de aquello, de abrirle los ojos a Steve para que deje de pensar tonterías como esas.
Y para demostrarlo, tenía que encontrar lo que no cuadraba, lo que él sabía que estaba mal en ella, porque su intuición no se equivoca. Ella ocultaba algo que tarde o temprano Barnes descubriría, no le importaba los metodos que utilizaría, va a descubrirlo.
Bucky:
Problemas.
Eso es lo que conlleva convivir con ella, verla de aquí para allá desbordando felicidad como si nada, como si el mundo fuera lo más maravilloso cuando no es así. ¿Qué es lo que le pasa? ¿Acaso tuvo una vida muy feliz y sus padres nunca le abrieron los ojos del mundo real?
48 horas habían pasado desde que Steve me confesó que empezaba a sentirse atraído por cierta incomodidad humana. Sigo sin comprender que le ve. Me repugna.
Suspiro cansado y un tanto estresado. Vuelvo a recordar la conversación con Steve hace dos noches, cuando me confesó, sin decirlo del todo, que sentía algo por ella. Fue algo indirecto, una pequeña admisión entre líneas que, a pesar de su sutileza, resonó como una bomba en mi cabeza. Me duele admitirlo, pero esas palabras me descolocaron. Casi ni las creí, ni las quería aceptar. Era como si de repente alguien hubiera torcido una parte de mi mundo y la hubiera dejado de cabeza. ¿Por qué, de entre todas las personas, Steve había elegido fijarse en ella?
Me giro en mi cama, boca arriba, los ojos clavados en el techo de mi habitación mientras las palabras de Steve aún retumban en mi mente. No puedo apartarlas. En estas 48 horas no he dejado de analizar cada gesto de ella, cada risa y cada palabra que escupe sin pensar. Porque tiene que haber algo en ella que justifique lo que siento. No es posible que esté tan equivocado. Ella oculta algo, estoy seguro.
Suspiro, cansado. Mis pensamientos parecen atrapados en un ciclo sin fin, siempre regresando a ella. ¿Por qué no puedo simplemente dejarlo pasar? Quizá porque soy su amigo, el mejor amigo de Steve, y tengo la responsabilidad de protegerlo. Sí, eso es. Eso es lo único que importa aquí: Steve no merece perderse en esta ilusión ridícula. No puedo dejar que arruine todo por una atracción que no tiene sentido.
