En esta noche, mi espíritu y mis ideales se funden en la oscuridad, sólo por esta noche la atadura que nos unió está rota.
Yo quiero descansar en paz contigo en los sueños imposibles...
El pasado nunca puede restaurarse, pero... en otra encarnación te buscaré.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ahí en el umbral de la puerta donde probó sus labios por primera vez, sintió que se volvía un tsunami de sangre y fluidos que viajaban por su cuerpo a toda velocidad enloqueciendo su corazón y hormigueando en su sexo. No entendía que sucedió en su interior pero por un segundo sintió que dejó de pertenecerse y el nombre de Todoroki Shoto se borró intermitentemente de su cabeza.
No pusieron objeción dejando que sus cuerpos rodaran en consecuencia por las paredes tropezando con la incertidumbre hasta chocar con la mesa del comedor envueltos de unas ansias locas de hacer lo que fuera pero deshacerse el uno con el otro hasta que ya no quedará nada que reclamar.
Fue la primera vez que todo su cuerpo apuntó a la misma persona; su cerebro, su corazón y su sexo pedían a gritos al mismo hombre —Katsuki— suspiró su nombre al sentir sus dedos infiltrándose entre sus piernas.
—¿Hn?— apenas murmuró restregando su cuerpo contra el suyo, tocando sus muslos con la yema de los dedos. Se encontró embriagado por su saliva y preso de sus ojos que al cerrarse fungían como cadenas atándolo al rededor de su figura. Si lo hubiera sabido... si hubiera sabido que al besarla el mundo que conoció se acabaría y empezaría un Apocalipsis, se hubiese lanzado al abismo desde que la vió.
—Cógeme— se empujó encima de la mesa abriendo las piernas y mirándolo incandescente.
Los ojos rojizos temblaron cuando la vio deslizar los tirantes del vestido para dejar su pecho expuesto. Se volvió efervescente... una sensación extraña, volátil y espumosa que subió por su estómago dejando su garganta seca.
—Por favor— le tomó las manos para llevarlas hasta sus senos y que los amasara lentamente guiado por sus dedos.
Le gustaba, le gustaba que se le ofreciera de esa manera, empujó sus pezones con los pulgares y una mueca de excitación le acaparó el rostro dejando muy atrás su expresión comúnmente estoica. Lo había deseado tantas noches y su imaginación lo llevó a fantasear la misma escena innumerables veces que le parecía tenía un mapa de su cuerpo sabiendo todo lo que ella necesitaba, sin saberlo en realidad.
—Ahhh— su cuerpo se erizó al sentir el tacto, al mirar su boca entre abierta que mostraba su lengua rojiza y dulce como un caramelo que antes de satisfacerla a besos se prendió de sus pezones. Se ahogó en suspiros que llenaron su garganta en un frenesí incompleto, míralo así devorando su cuerpo la hacía sentir de algún modo preciosa, deseada... y por sobre todo irremplazable.
