IX

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Al llegar a casa encontró a Jimin preparando un bocadillo antes de salir, la vista era realmente espléndida; aún no se acostumbraba a su nuevo corte, por lo que había desarrollado una manía de peinar su cabello hacia atrás, algo que Yoongi adoró desde el primer momento en que le vio hacerlo, con un mandil de cocina totalmente blanco que había sido un regalo de Seokjin, y debajo su uniforme de comisario; todo aquello era una combinación extraordinaria.

Se acercó lentamente hasta el, abrazándolo por la espalda mientras lavaba los implementos de cocina que estaban sucios.

—Ya creía que no te vería hasta la noche

—Lo siento, estuve escapando de Dahyun todo el día mientras patrullaba la zona.

—Parece que vive en su mundo y no puede aceptar que lo que ha hecho acarreará consecuencias.

—Lo sé... —dio un ligero beso en la parte trasera de su cuello, haciéndole estremecer — pero logró encontrarme de camino a aquí.

—¿Que? — Jimin se separó de él dándose la vuelta para verlo de frente — parece que no piensa detenerse.

—Lo sé, no puedo estar escondiéndome de ella hasta que algo pase, pero ya he pensado en un plan

—A, ¿sí? ¿Y qué es?

—Bueno, podría decirte, pero creo que la cena se podría enfriar.

Jimin sonrió ante aquella insinuación, pero no esta vez, no podría dejar que la cena se enfriara como la última vez que los platos quedaron toda la noche con la comida, mientras ellos se comían entre ellos.

Cenaron entre pequeñas platicas, tomando un poco de wiski que Jimin había traído de la cantina, y después de un par de tragos, ambos se encontraban bastante bien animados y reían a carcajadas.

—¿Sabes?... hoy estaba pensando algo que quería hablar contigo, pero no quería arruinar la comida antes de salir. —decía Jimin algo entumecido.

—¿Qué es?

— Bueno... creí que lo que tenemos.... es algo extraño ¿no te parece?

—¿Extraño?

Jimin no sabía cómo continuar con aquel tema que tanto le preocupaba, en aquel momento de lucidez logró recordar cómo se sentía con todo lo que pasaba, cada que pensaba en volver a encontrarse con Yoongi después de un largo día de trabajo y su estómago daba un ligero vuelco, emocionado de volver a estar cerca de él.

— si... tú, me besas y me acaricias, dormimos en la misma cama y comemos en la misma mesa.

—Sí, eso hacemos — acercó su mano hasta la de Jimin, tomando los pequeños dedos entre los suyos, robándole un suspiro al menor.

—Y he... he pensado que me gusta lo que haces.

El pecho de Jimin subía y bajaba ante la emoción, su respiración se aceleró y un nudo se formó en su garganta no pudiendo seguir hablando.

Yoongi por fin entendió a donde quería llegar Jimin, ¿se le estaba confesando? ¿Estaba confesando sus sentimientos?, no pudo evitar que el alcohol en su sistema hiciera de las suyas, recorriendo su mano hasta llegar a su brazo, acariciando de forma lenta la piel de Jimin.

—¿Si? — Jimin asintió — ¿solo eso?

Una vez más el corazón de Jimin palpitó en su pecho de forma casi dolorosa, no ayudaba que Yoongi le estuviera coqueteando de esa forma en ese momento, donde se su mente estaba casi volando y su corazón amenazaba con salir disparado de su pecho.

En El Granero (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora