VI

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El bullicio y la plática ajena era lo que principalmente reinaba en aquel lugar que había sido decorado tan ostentosamente, con flores por doquier, velas y candelabros que iluminaban el salón principal de la casona.

Yoongi se encontraba mareado por el bullicio al que no estaba acostumbrado, simplemente ignoró a las personas a su alrededor, pasando de largo solo laudando con un asentimiento de cabeza para evitar quedar atrapado entre las conversaciones de la gente.

Caminó hasta la escalera que llevaba al primer piso cuando vio a Dahyun al borde de la escalera, llevaba un vestido con holanes en color hueso y lila, no podía negar que se veía hermosa, pero algo faltaba, no sentía su estómago revolotear como antes lo hacía.

—Yooni — la chica bajó de prisa al ver al pálido frente a la escalera, como si se sintiera culpable por hacerlo esperar por ella — lamento la demora — llegó hasta él y lo tomó de la mano llevándolo consigo.

—Espera Dahyun — intentó detenerla en su camino — tenemos que hablar.

—Lo sé, pero debemos ir a un lugar más apartado de todos.

Simplemente la siguió hasta la oficina de su padre, donde abrió la puerta y se adentró halando de su brazo para llevarlo consigo dentro de la habitación, cerrando de un portazo.

El lugar estaba decorado de forma bastante sobria, la madera era de color caoba rojizo y olía a tabaco, tal vez con un poco de wiski, estaba claro que el alcalde pasaba bastante tiempo en este lugar, Yoongi pensó que este sería un buen lugar para charlar.

— ¿En que momento llegará tu padre para...? — los labios carnosos de la chica de forma inesperada impactaron contra los suyos, Yoongi intentó alejarla de él, pero ella se aferraba a la solapa de su chaqueta para seguir besándole — Dahyun... — con ambas manos la tomó por los hombros y la alejó de sí mismo.

Los ojos de la chica estaban necesitados y brillantes, conocía esa mirada, la mirada que tenía cada que se escabullían y tenían una sesión acalorada de besos; se encontraban en la oficina del alcalde y en cualquier momento el hombre podría entrar por esa puerta y el no saldría vivo de esa habitación.

—Vamos, debemos recuperar el tiempo perdido — la voz jadeante de Dahyun chocaba contra su rostro, no quería ceder, estaba comenzando a evitar verla de ese modo, pero no debía, ya no tenía nada con ella.

—No, Dahyun — la tomó del brazo y la sentó sobre el sofá que adornaba la habitación — tú y yo ya terminamos ¿lo olvidas?

Quería hacerla entrar en razón, ya no tenían nada ¿no es así? Llevaban si hablarse varios meses en los que él creía que ella lo odiaba.

—Pero si eso solo fue un pequeño mal entendido, solo tenemos que recuperar el tiempo perdido y ser una linda pareja como siempre — le suplicó, la cara tan tierna que ponía siempre lo convencía de hacer lo que ella quería, pero no esta vez.

Parecía que no escucharía, se había encaprichado con él y no lo soltaría de buena manera, lo mejor sería hablar con el alcalde; Frustrado se alejó de ella y se dirigió a la salida para ir en búsqueda de aquel hombre, tenía que hablar con alguien con la mente lo suficientemente cuerda para poder aclararlo todo.

Antes de que pudiese tocar el pomo de la puerta esta se abrió dejando entrar al alcalde quien venía acomodándose las gafas. Por su reacción al verle no esperaba encontrarle allí, así que simplemente se alejó de él, retrocediendo.

—Cuanto lo siento alcalde, estaba a punto de ir a buscarle.

—Ah, es usted, Min Yoongi — dijo remarcando cada silaba de su nombre, en un tono que Yoongi sintió algo despectivo; el hombre de mayor edad, de pelo canoso y dientes amarillentos por el tabaco, lo miró de arriba a abajo notando su nueva vestimenta, bueno al menos lo que Jimin le había prestado para la ocasión.

En El Granero (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora