XXVII. LA BÚSQUEDA

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Neji saltó por encima de las rocas manteniéndose alerta, fijó su mirada en un punto específico en la lejanía y activó su kekkei genkai, lentamente su vista atravesó cada uno de los obstáculos hasta llegar al objetivo, no había nadie pero sí lograba ver algunas cosas fuera de lugar, frunció el entrecejo de forma automática -Se fueron ¿verdad? -la pregunta de su compañera solo confirmó lo que estaba pensando, Tenten se acercó a su lado, manteniendo la vista en el mismo punto que él aunque sin poder observar todos los detalles, el Hyuga largó un suspiro pesado y lleno de frustración -Parece que llegamos tarde -El ánimo de todos los presentes decayó ante tal declaración, Yûki apretó los puños, la impotencia se apoderó de ella, llevaban días siguiendo el rastro y de repente solo habían desaparecido -Solicitaré apoyo a Konoha -murmuró al tiempo que realizaba varios sellos y una pequeña aguililla surgía de la nube de humo, rápidamente escribió una nota y la ató a la pata de su invocación, el ave lanzó un chillido antes de despegar a toda prisa en dirección a la aldea.

-¿Qué hacemos ahora? -preguntó Lee bastante preocupado, Neji se incorporó de su escondite desactivando su byakugan, analizó la situación un momento pensando en sus opciones, si volvían al pueblo a esperar los refuerzos, se arriesgaban a perderlos para siempre, pero si seguían avanzando a ciegas tanto ellos como el equipo de rastreo estarían perdidos -Tenten -su voz se volvió autoritaria, estaba tomando su papel de líder muy en serio -Vuelve al pueblo e infórmale a Sakura-san lo que ha sucedido, espera a los refuerzos y luego guíalos hasta aquí, a partir de este punto podrán seguirnos -La castaña asintió con la cabeza y de inmediato retrocedió en su camino.

-Lee, Yûki-san, realicen un sondeo del área buscando cualquier rastro de su avance, nos reuniremos aquí en una hora, si de pura casualidad los encuentran, no los enfrenten, vuelvan y esperen a los demás -los nombrados asumieron sus tareas y desaparecieron en un parpadeo, el Hyuga observó nuevamente el campamento vacío, activó su Byakugan buscando más pistas y se esfumó en el aire...

Hacía 5 días que el equipo médico de Konoha había llegado al pueblo costero de Bifuka ubicado cerca de la frontera con el país del agua, para realizar las habituales campañas de salud, se suponía debían evaluar a toda la población, brindar ayuda médica gratuita, aplicar vacunas y dar pláticas sobre la prevención de enfermedades, cosas que normalmente se hacen en estas campañas, el equipo estaba conformado por diez médicos generales, veinte de enfermería y dos equipos Jounin de guardaespaldas; era la primera vez que Yûki asistía a estas campañas por lo que se encontraba hasta cierto punto emocionada y nerviosa, el camino les tomó casi dos días pero cuando finalmente llegaron todo fue bastante sencillo, el alcalde del pueblo los recibió cordialmente y los fue guiando hasta el recinto en donde recibirían a las personas, una vez se instalaron, comenzaron a trabajar.

El día uno y dos atendieron a una gran cantidad de pobladores al grado de que perdieron la cuenta, el tercer día una pequeña comitiva de dos médicos y cuatro enfermeros debió desplazarse de puerta en puerta por el pueblo para visitar aquellos pacientes que por diversas enfermedades no podían salir de sus casas, Yûki fue una de ellas, todo parecía normal hasta ese punto, lo de rutina, escuchar la historia de los pacientes, revisarlos, tratarlos al momento si era posible o darles el medicamento necesario. Eran cerca de las tres de la tarde, cuando la pequeña comitiva se decidió a descansar en el patio de una casa y tomar sus alimentos, Yuki se dedicó a llenar el informe correspondiente, sus compañeros conversaban tranquilamente entre sí, burlándose de cuando en cuando de Amane, una de las enfermeras a quien uno de los ancianos que acababan de visitar le había pedido matrimonio solo porque "sabía inyectar muy bien"; justo en ese momento Lee el encargado de seguridad que los acompañaba notó algo y se lo hizo saber a Yûki -Algo está pasando -La azabache se puso en alerta, a lo lejos, bajando por el camino de una colina se alcanzó a ver un pequeño grupo de personas que corría en su dirección, se trataba de cuatro niños y lo que parecía ser un adolescente, la brisa fresca que sopló en ese momento llevó hasta sus oídos los gritos de ayuda, como era de esperarse la azabache se adelantó y se encontró con el grupo Lee llegó segundos después, los niños se veían asustados, estaban jadeantes y sus ropas cubiertas de polvo.

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⏰ Última actualización: Jun 12 ⏰

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