II. ESA CHICA MISTERIOSA

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Se levantó apenas dieron las siete de la mañana, no había dormido mucho, la plática con su amigo no dejaba de rondar en su mente, había pasado prácticamente la mitad de la noche mirando el cielo raso de su apartamento y para cuando pudo conciliar levemente el sueño, los recuerdos del pasado volvieron como cada noche provocándole pesadillas, dio un leve respingo para sí mismo, para ese momento lo que menos quería era seguir pensando en su "sentencia", así que se colocó la ropa de entrenamiento, tomó su mochila y su katana, quería salir de ese lugar, empezaba a sentirse asfixiado.

Tranquilamente caminó por la aldea que apenas despertaba, nada había cambiado desde que se fue, claro, nuevos edificios y casas habían sido construidos sobre los escombros de la guerra, pero aun así las actividades de las personas eran las mismas, los propietarios de los negocios abriendo sus puertas mientras alguien más les ayudaba en la limpieza, las amas de casa saliendo al mercado e incluso algunos niños corriendo por la calle.

Podía notar que varios de los habitantes de la aldea lo miraban con recelo, algunas mujeres murmuraban a su paso e incluso algunos niños que caminaban hacia la academia, preferían rodearlo completamente. En realidad, nada de eso le importaba, odiaba a esas personas, e incluso se sentía feliz de que le temieran, se encontraba en la aldea simplemente por petición de Naruto y aunque se arrepentía de sus errores, no pediría perdón, no a aquellas personas que lo juzgaban sin conocer sus razones, ¿Qué hicieron por mi cuando me quede solo? Pensó, ninguno me tendió la mano, no hicieron más que juzgar a mi hermano y después a mí.

Siguió su camino hasta los campos de entrenamiento cerca de las fronteras de la aldea, quería practicar pues se sentía lento después de tanto tiempo de inactividad, tal vez así, pudiera también apartar sus pensamientos por un tiempo, le agobiaba hasta cierto punto el asunto de "su boda", había concluido que era su única opción, pero eso significaba que tendría que buscar "a la indicada", eran muchas mujeres las que aún se abalanzaban sobre él al grado de fastidiarlo, pero sabía que su única intención era pasar el rato, casarse era otra cosa, ninguna de sus fanáticas se atrevería a dar el paso siguiente... tal vez sí, había una... y esa opción no le agradaba.

Al llegar al lugar se sintió tranquilo, lejos de las miradas expectantes de los demás podría entrenar y liberar su mente, aunque fuera por un tiempo, sin embargo, se sorprendió de encontrar a alguien más, no tenía idea que entrenaran tan temprano, normalmente era el único y hasta entonces nadie más aparecía en el campo de entrenamiento.

Se acercó sigilosamente suprimiendo su chakra al mínimo, una figura femenina en medio del claro había llamado su atención, los pantalones cortos azul marino y la gruesa chaqueta de color lavanda que llevaba puesta la delataron de inmediato, – ¿Hyuga? – susurró para sí mismo, la había visto varias veces en la aldea y debía admitir que ya no era la misma niña tímida que conoció, aunque seguía sonrojándose por la presencia de Naruto, ¿Qué diablos le ve al idiota?, pensó.

La chica se encontraba de pie, inmóvil con los ojos cerrados, no parecía haberlo sentido a pesar de tener el byakugan activado, la curiosidad lo invadió por lo que se mantuvo en su lugar a la espera de que algo más sucediera, ¿Qué hacía en ese lugar a esas horas?, tal vez estaba entrenando, pero ¿Sola? O quizás meditaba; su curiosidad fue tanta que se olvidó de su propio entrenamiento dispuesto solo a descubrir las actividades misteriosas de la heredera, pasaron unos minutos sin que nada sucediera, cuando una repentina ráfaga de viento apareció de la nada, Sasuke sintió una presencia extraña a su alrededor y de pronto, cientos de kunais volaron por los aires en dirección a la chica que seguía inmóvil, el azabache seguro de que no podría repeler el ataque a tiempo, salió de su escondite con katana en mano, logró desviar algunas de las armas que volaban, pero en ese momento, un torbellino de chakra los rodeó, dio la vuelta y vio para su asombro como Hinata Hyuga giraba sobre si misma repeliendo todos y cada uno de los kunais que se dirigían a ella, se quedó paralizado por un momento al ver la habilidad de la azabache quien parecía no perder la concentración ante el ataque, para cuando todas las armas cayeron al suelo lejos de su objetivo, Hinata abrió los ojos y observó al Uchiha parado frente a ella, se sorprendió visiblemente mostrando un leve sonrojo, sabía que él estaba ahí pero no pudo verlo mientras se acercaba a ella ¿acaso era tan rápido?.

La Elección Correcta (Sasuke y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora