V. INTROMISIÓN

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–¿Crees que sea seguro acercarnos? –le preguntó Yûki –Parece que hay muchos ninja, puede ser arriesgado –continuó diciéndole, mientras observaban un grupo de tres ninjas que parecían realizar guardia a la entrada del pueblo.

–Podemos acercarnos y preguntar que sucede –le contestó bajando del árbol; llevaban varios minutos en aquel escondite revisando el movimiento dentro del pueblo, a lo lejos, las calles parecían desiertas, de vez en cuando, un grupo de ninjas caminaba entre ellas y se perdía entre los callejones, definitivamente hubo una lucha, Sasuke pudo vislumbrar algunas casas en ruinas y otras más con muestras de daño por fuego, además de eso, pocos civiles se veían en las calles. Yûki lo miro con duda en el rostro, –Podemos volver a casa si lo prefieres –le comentó el azabache posando la mano en su hombro, en ningún momento se percataron que a su espalda se encontraban tres ninjas listos para atacarlos...

El cuerpo de Sasuke cayó pesadamente sobre el duro suelo, abrió los ojos, el lugar estaba completamente en penumbras, a excepción de una sección iluminada por la llama parpadeante de una antorcha, trató de levantarse, pero no pudo, sus manos y pies estaban atados, intentó zafarse, pero fue inútil –¿Dónde está mi compañera? –dijo con voz ronca, dándose vuelta y sentándose para mirar a sus captores con ira.

–Nosotros hacemos las preguntas –contestó el ninja que lo había lanzado dentro de la celda –¿Quiénes son ustedes y que hacen husmeando en nuestro territorio? –el azabache chasqueo la lengua y se mantuvo en silencio, sus ojos no se apartaban del rostro de su captor, aunque la luz en su contra le impedía definir su rostro –Habla de una vez – volvió a decir.

–¿Dónde está mi compañera? –volvió a preguntar con un tono más enojado, –Olvídalo –dijo el otro –No hablará –ambos ninjas se miraron y formaron una sonrisa ladina –Tal vez tu amiga si quiera hablar –dijo el primero –Claro, después de que el jefe se divierta con ella.

Los ojos de Sasuke se abrieron completamente ante estas palabras, su cuerpo se llenó de ira, la cuerda de sus pies se rompió, se levantó en un solo movimiento y se lanzó contra ambos, el que estaba más cerca de él, sin embargo, lo recibió con un puñetazo en el estómago, lo que lo hizo doblarse sobre sí mismo al momento que escupía sangre, luego un rodillazo en la cara lo lanzó de nuevo al piso, una patada más en el estómago lo dejó completamente inmóvil, ambos sujetos se rieron al verlo en ese estado, pudo escuchar como las rejas de la celda se cerraban produciendo un inmenso eco y luego los pasos lentos mientras los ninjas se alejaban por el estrecho pasillo, se mantuvo en su posición, hasta que la luz de la antorcha desapareció por completo del lugar, volviendo a hundir todo en las más profundas tinieblas...

–Despierta –escucho una voz entre sueños, se sentía mareada y el cuerpo le dolía completamente –¡Despierta! –volvió a escuchar, esta vez las palabras fueron seguidas de un agudo dolor en la mejilla, la habían abofeteado, trató de moverse, pero sus manos y piernas estaban imposibilitadas, –¡Dije que despiertes! –un golpe más, abrió los ojos, miró a su alrededor, su mirada borrosa poco a poco se fue aclarando, se encontraba en lo que parecía ser una oficina, era una habitación pequeña, con apenas un escritorio viejo en el centro, algunas sillas de madera y una lámpara, las paredes grises y la incipiente luz que se filtraba por las ventanas, daban al lugar un aspecto deprimente.

Se encontraba en una silla, atada de pies y manos, su captor frente a ella era un ninja común, su pantalón y camisa eran completamente grises, excluyendo el chaleco de jounin, su cabeza era completamente calva y sus ojos marrones la miraban inquisitivamente, no llevaba alguna banda que lo distinguiera como parte de una aldea. –¿Quién diablos eres tú y que haces aquí? –le preguntó con una voz tan oscura, que le hubiese provocado escalofríos a cualquiera. Yûki se mantuvo callada mientras la ira del sujeto incrementaba cada segundo –¡Dime quiénes son! –volvió a decir con un tono de voz más elevado mientras sostenía dolorosamente su mandíbula con la mano, ella lo miró despectivamente y luego le escupió en el rostro, a lo que él respondió con una nueva bofetada, tan fuerte que casi la hace caer al piso con todo y silla.

La Elección Correcta (Sasuke y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora