XXIV. Lazos

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El escuadrón completo descansaba alrededor de la pequeña fogata, reían animosamente después de escuchar las bromas de su compañero oso, aquella misión había sido un éxito, sin embargo a pesar del buen humor de todos, el castaño se sentía preocupado, miró sobre su hombro hacia la oscuridad del bosque, tratando de ubicar a su compañera de máscara gatuna, pero la oscuridad predominante no se lo permitió, hacía veinte minutos la azabache se internó en el bosque para realizar una ronda de rutina, aunque en realidad no era necesario, pues estaban en territorio seguro; se levantó con la excusa de ir al baño y se alejó entre los árboles, quería aprovechar el momento para hablar con ella, quien después de su anterior misión había estado comportándose de manera extraña.

Apenas estuvo lo suficientemente alejado de sus compañeros cambio de rumbo y se dirigió hacia donde ella había caminado, no tuvo que ir muy lejos, a unos doscientos metros de su campamento la encontró, sentada en un árbol al límite de un pequeño claro por el que atravesaba un arroyo –Aquí estás –le dijo llamando su atención, la joven al verse interrumpida en sus pensamientos trató inútilmente de colocarse la máscara –No te preocupes –hablo su capitán sentándose a su lado –después de todo conozco tu rostro, recuerda que yo fui quien te recibió el primer día.

–Pero se supone que no debemos conocer nuestros rostros –contestó tímidamente mientras continuaba acomodándose la máscara, aunque sus intentos se vieron frustrados por el castaño quien le arrebató el objeto y lo colocó sobre la rama en la que estaban sentados –Es obvio que no quieres usar esa cosa en este momento –habló por lo bajo tratando de continuar la conversación, pero la azabache mantuvo la cabeza baja sin decir nada, largo un suspiro al ver que no respondía –En todo caso, si te incomoda, podemos estar igual –le dijo quitándose también su máscara, la chica intrigada por aquello levantó la cabeza, su rostro era el de un chico joven de ojos color chocolate y piel morena clara, sus cabellos ondulados se movían con la suave brisa nocturna cubriendo parcialmente su frente y su ojo izquierdo, era bastante atractivo a sus ojos –C-capitán –murmuró Yûki sin poder evitar el sonrojo que tiñó sus mejillas al descubrir el rostro del mayor –El incidente del escuadrón dieciocho sentó un precedente en la forma de relacionarse entre shinobis del escuadrón, pero obligarnos a utilizar la máscara todo el tiempo es ridículo, ¿no lo crees? –le dijo esbozando una ligera sonrisa, haciendo que su corazón se acelerara tanto que por un momento sintió que saldría de su pecho.

Sin embargo ese rostro perfecto para ella se volvió serio de repente, cuando el castaño observó el cuello de su compañera, con delicadeza tomó el mechón de cabello que caía sobre sus hombros y lo acomodo en su espalda dejando libre su vista, ahora con un gesto de congoja pasó la yema de sus dedos por aquellas horribles marcas moradas, la azabache sintió un escalofrío al percibir aquella caricia –Lo lamento –le dijo de forma apenas audible –Como tu capitán era mi deber protegerte y no lo hice –alejo su mano y volvió a quedar con la vista al frente –Si hubiera sido más cuidadoso... –murmuró bajando la vista y enfocándose en la máscara de lobo en su mano –¡No! –interrumpió su disculpa –La culpa fue mía yo debí haberme dado cuenta que ese sujeto no estaba solo, usted me lo advirtió muchas veces, debo poner atención a todo lo que me rodea.

–Aun así, no tendría que haberte dejado sola –volvió a negar el castaño moviendo la cabeza de un lado a otro –Si te hubiera pasado algo no me lo habría perdonado –esas palabras la hicieron sentir escalofríos de nueva cuenta, era la primera vez que alguien se expresaba así sobre ella, se sintió confundida y no supo cómo responder, sin embargo, nada la preparó para lo que sucedió a continuación; tratando de pensar en las palabras correctas para contestarle a su capitán, no se dio cuenta que él se había acercado a ella, hasta que sintió sus brazos rodeándola y presionándola contra su pecho, inmediatamente su cuerpo se paralizó por completo –Eres demasiado valiosa para mí, lamento no haberme dado cuenta antes pero ahora lo sé y si te llegase a suceder algo no podría perdonármelo...

La Elección Correcta (Sasuke y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora