24.La agonía de Sango y la Vida de Kohaku

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El grupo había estado viajando sin cesar, enfrentando demonios y buscando fragmentos de la Perla de Shikon, el sol ya comenzaba a ocultarse y la noche se aproximaba rápidamente.

Habían decidido acampar en el bosque cercano, ya que la caminata había sido agotadora y necesitaban descansar.

Inuyasha se adelantó a preparar el campamento, mientras los demás organizaban el equipaje, después de cenar todos se dispusieron a descansar. Sin embargo t/n no podía dejar de pensar en la nueva faceta de su propia existencia que había descubierto, ya que no podía conciliar el sueño decidió dar un pequeño paseo hacia el rio que habían visto anteriormente.

Se sentó en la orilla, mirando su reflejo en el agua. "¿Qué significa todo esto?", pensó.

"¿Sirena? ¿En serio? Nunca pensé que podría ser algo así", pensaba mientras tocaba su pierna, recordando la sensación de tener una aleta.

De repente, una brisa fría la hizo estremecer y sintió una presencia detrás de ella.

-Inuyasha... ¿Qué haces aquí? -preguntó sin voltear.

-No podía dormir. ¿Y tú? -respondió él acercándose a ella.

-Necesitaba pensar. Todo esto es tan... nuevo y extraño, pero de alguna manera se sintió muy familiar -admitió, abrazándose a sí misma -Quisiera recuperar los recuerdos que me quitaron, quisiera saber qué fue exactamente lo que me pasó a mi y... a mi familia.

Inuyasha podía escuchar el temblor en su pequeña voz, se quedó en silencio un momento, sus ojos dorados brillaban con una mezcla de tristeza y determinación, entendía el dolor de t/n, y en el fondo, su ira hacia Naraku se avivaba aún más.

-Naraku... -dijo finalmente, su voz baja pero cargada de odio-. Nos ha hecho daño a todos de alguna manera. No dejaré que siga haciendo lo que quiera. No dejaré que se salga con la suya.

T/n levantó la mirada, sorprendida por la intensidad en las palabras de Inuyasha. Podía ver en sus ojos que hablaba en serio, y eso le dio un poco de esperanza.

-Gracias, Inuyasha -murmuró, sintiendo que su carga se aliviaba un poco al saber que no estaba sola en su lucha.

Inuyasha asintió, y luego ambos volvieron a mirar el agua. La noche era tranquila, pero el peso de sus preocupaciones seguía presente.

-Deberíamos regresar al campamento -dijo Inuyasha después de un rato-. Necesitamos descansar para estar listos mañana. No sabemos qué más nos espera en el camino.

-Sí, tienes razón -respondió t/n, poniéndose de pie con su ayuda.

Mientras caminaban de regreso, t/n se sentía un poco más tranquila. Sabía que el camino sería difícil, pero con Inuyasha y los demás a su lado, sentía que podría enfrentar cualquier cosa.

Al llegar al campamento, encontraron a los demás durmiendo plácidamente, después de que t/n se acomodara a lado de Sango y Kirara, Inuyasha se aseguró de acomodarse él mismo cerca de ella, encima de la rama del árbol más cercano a ella, siempre alerta a cualquier peligro.

T/n cerró los ojos, sintiendo el calor reconfortante de la presencia de sus amigos. Sus pensamientos aún giraban en torno a su pasado y su nueva identidad, pero por primera vez en mucho tiempo, sintió una chispa de esperanza.

Mientras la noche avanzaba, el grupo descansaba, sin saber que el amanecer les traería nuevos desafíos y revelaciones. Pero por ahora, en la quietud del bosque, encontraron un momento de paz, unidos por su propósito común y la promesa de enfrentarlo todo juntos.

A medida que el sueño la envolvía, t/n hizo una promesa silenciosa: no se rendiría hasta descubrir la verdad sobre su pasado y recuperar lo que le habían arrebatado. Y con esa determinación, se dejó llevar por el sueño, sabiendo que no estaba sola en su lucha.

Inuyasha y Tú [Amor a través del tiempo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora