26.Un monstruo amigable

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Después de la intensa batalla contra Naraku, tanto Kirara como Sango resultaron heridas por las acciones de Kohaku y el veneno de Naraku

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Después de la intensa batalla contra Naraku, tanto Kirara como Sango resultaron heridas por las acciones de Kohaku y el veneno de Naraku. Sango apenas podía mantenerse en pie, y Kirara, normalmente enérgica, estaba debilitada y temblorosa.

El anciano Myoga, posado en el hombro de Inuyasha, les indicó un lugar donde podrían conseguir las hierbas medicinales necesarias para la recuperación de sus amigas. Sin embargo, aquel lugar era conocido por ser propiedad de un demonio, y Myoga no estaba seguro de si podrían conseguir las medicinas sin problemas.

—No hay otra opción, debemos intentarlo —dijo Inuyasha con determinación, sus ojos dorados brillando con una mezcla de preocupación y resolución.

Inuyasha y t/n se ofrecieron a ir a ese lugar en busca de las hierbas. Shippo, el pequeño kitsune, también quería ir, pero t/n le pidió que se quedara y cuidara a Sango, protegiéndola de los jueguitos pervertidos de cierto monje.

—¡Shippo, necesito que vigiles a Miroku! —dijo t/n, dándole una palmada en la espalda—. Es una misión muy importante.

Shippo infló el pecho con orgullo, sintiendo que le habían dado una tarea crucial.

—¡Lo haré, t/n! No te preocupes.

Antes de partir, t/n miró su bicicleta y se dirigió a Inuyasha.

—Voy a llevar mi bicicleta —dijo t/n.

Inuyasha frunció el ceño, sus orejas se movieron nerviosamente.

—Es inútil llevar esa cosa. Yo puedo llevarte —dijo Inuyasha, confiado.

—Mmm... sí, pero me sentiría más cómoda en mi bicicleta —respondió t/n con un tono juguetón, intentando molestar a Inuyasha.

El albino, ofendido por sus palabras, tomó a t/n y la subió a su espalda de un solo movimiento, lo que sorprendió a t/n.

—¿Pero qué...?

—¡Sujétate! —dijo Inuyasha, ignorando la sorpresa de t/n.

Inuyasha comenzó a saltar entre los árboles, moviéndose con una velocidad y agilidad sorprendentes. El viento azotaba el rostro de t/n mientras se aferraba a los hombros de Inuyasha, sus gritos de sorpresa resonando en el aire.

—¡Estás loco! —gritó t/n, pero no pudo evitar reírse por la emoción y la adrenalina.

Inuyasha soltó una risa confiada y comenzó a saltar más alto, llevándolos por encima del dosel del bosque.

—¿Quién necesita una bicicleta cuando yo puedo llevarte? —dijo Inuyasha, sonriendo con autosuficiencia.

T/n rodó los ojos con una sonrisa, pero lo abrazó con más fuerza, disfrutando del momento. Inuyasha también lo disfrutaba, sentía una calidez especial al sentir a t/n tan cerca, algo que no había experimentado antes. Su corazón latía más rápido, no solo por el esfuerzo, sino por la cercanía de t/n. Inuyasha se daba cuenta de que no quería que nada malo le pasara, y esa preocupación lo impulsaba a protegerla con todas sus fuerzas.

Inuyasha y Tú [Amor a través del tiempo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora