Una mañana linda

131 19 1
                                    

Narra Xóchitl:
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, todo daba vueltas, me levanté de inmediato y fui a vomitar.
Ya en el baño comencé a recordar todo lo sucedido, recordé a Claudia, tan hermosa, con su cabello corto y su sonrisa sincera. Recordé a Claudia con Roberto, mientras cantaba la canción que me recordaba a ella, sentí náuseas, volví a vomitar. Recordé a Alberto, el vómito se acumuló nuevamente.

No había pasado nada más que unos besos, había sido respetuoso conmigo, considerando que yo fui la que lo besé primero.

Cuando vi a Claudia con Roberto sentí una punzada en el corazón, me sentí traicionada, ultrajada, todo había sido en mi cara y mientras sonaba nuestra canción. Baje del escenario con la rabia en la cabeza y el alcohol hizo lo suyo.

Alberto fue lo primero que vi y como quien está intentando olvidar, lo besé, tomé su cara en mis manos y de inmediato sentí el calor de su roce, sin embargo, todo el tiempo fingí que era Claudia, sus labios finos y su complexión delgada sirvieron para que mi mente pudiera divagar.

Mientras sus manos recorrían mi espalda, subí mis manos a su cabello, esperando encontrarme con unos rizos perfectos, pero encontré un pelo lacio, sin chiste, como el mío. Buscaba relieve y me encontré en tierra plana. Frustrada, bajé mis manos a sus nalgas y sentí su incomodidad. Mierda. Es un hombre.

Me separé de él y puse mis manos en su cuello, intentando remediar el error, le sonreí, también me sonrió apenado y me di cuenta de la hora. Ya tenía que irme.

Xóchitl- Oye, ya me tengo que ir Albegto- a veces se me dificultaba pronunciar la r.
Alberto- Si quieres te llevo a tu casa, no quiero que salgas sola. Eres muy hermosa.

Me sentí triste, quería que fuera Claudia quien me dijera eso. Asentí con la cabeza y sonreí un poco, intentando evitar mi dolor.
Busqué a Claudia entre la multitud y la encontré casi de inmediato, estaba abrazando a Roberto, tenía los ojos cerrados.

Me acerqué a ellos y tomé lo que me pertenecía, las caderas de Claudia eran firmes y cabían perfectamente en mis manos, la rodeé y volteó de inmediato con un pequeño salto.

Xóchitl- Claudia, ya me voy, gracias por invitarme.

Besé su mejilla, su olor a vainilla combinado con cerveza llenó mi nariz de un olor exquisito, fino y elegante, como ella. Besé también a Roberto y salí de la mano con Alberto.

No recuerdo mucho del camino a casa, dormí en el camino y al llegar me despedí con un suave beso a Alberto.

Xóchitl- Espero que después de hoy nada cambie entre nosotros, no estoy lista para una relación, pero quiero seguir siendo tu amiga.

Y lo decía en serio. Alberto no solo me caía bien, era un gran ser humano, me había cuidado y me había hecho sentir amada. Deseaba que fuera mujer, deseaba que fuera Claudia.

Estaba consciente de lo que se decía sobre mí y todo era bastante real, más nunca había estado formalmente con una mujer. No como Claudia.
En una de nuestras conversaciones me contó que ya tenía experiencia con las mujeres, que siempre se había sentido atraída a ellas, me contó sus vivencias más íntimas con hombres y mujeres. Me contó lo reprimido que era Jesús y no pude evitar pensar que no la merecía. Me alegré que ya no estuvieran juntos.

Todo esto bombardeaba mi cabeza mientras desayunaba y como muchas, deseé ser hombre para poder amar a Claudia sin restricciones ni secretos.
Saqué mis gelatinas especiales para la cruda y me comí una. Decidí llevarle una a Claudia, no vivíamos tan alejadas.

Narra Claudia:
Me desperté cuando sonó el timbre de mi casa y mi mamá entró a mi cuarto.

Annie (mamá de Clau): Claudia, buenos días, tu amiga Xóchitl te vino a buscar. Levántate que ya me voy a trabajar.

Me levanté de inmediato y me puse un camisón para poder recibir a Xóchitl, me sorprendía su presencia en mi casa tan temprano.
Bajé después de lavarme los dientes y la vi sentada esperándome pacientemente en la sala, sonreí y mis mejillas se enrojecieron.
En cuanto me vio bajando las escaleras sus mejillas también se enrojecieron y me sonrió de una manera tan tierna.

Xóchitl- Claudia, buenos días, perdón por llegar sin avisar. ¿Siempre te ves así de bien?
Claudia- Ay Xóchitl, tú también te ves muy bien. ¿Qué haces por acá?
Xóchitl- Quería dejarte unas gelatinas para la cruda de ayer, pero ya vi que no te afectó en lo absoluto, te ves perfecta.

Sonreí otra vez. No podía dejar de sonreír como una tonta. Comimos juntas de sus gelatinas y subimos a mi cuarto. La casa estaba sola, solo éramos Xóchitl y yo.

Xóchitl- Claudia, me encanta tu cuarto, es tan grande, tienes tantas cosas.
Claudia- Te puedes quedar a dormir cuando lo desees.
Xóchitl- ¿En serio? Gracias Clau.
Claudia- Claro que sí Xo, oye, ayer estabas muy cariñosa con Alberto eh?.
Xóchitl- Clau, estaba muy tomada...- dijo mientras se sonrojaba
Xóchitl- Tu parecías feliz con Roberto, ¿ya son novios?
Claudia- No, no es mi tipo, estaba muy borracha también.
Xóchitl- Yo ya los hacía casados...- Noté que su voz se hacía cada vez más lenta mientras yo me quitaba el camisón, no traía nada debajo de él.
Claudia- Ay no, cómo crees- le dije con una sonrisa coqueta, mientras veía como bajaba la vista sonrojada tras verme desnuda.

Me vestí rápidamente, me puse unos jeans y una playera sin sostén, me incomodaba y también era un movimiento de liberación femenina.
Me puse mi perfume de vainilla y decidimos salir a pasear.

—————-—————-—————-—————-—————-Nota de la autora:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—————-—————-—————-—————-—————-
Nota de la autora:

AAAAAAA qué capítulo, espero les haya encantado y que tengan ganas de seguir leyendo.
No olviden dejar sus recomendaciones y comentarios para más capítulos.

GobiérnameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora