Gobiérname

Tercer debate

Narra Claudia:
No me pregunten cómo llegué, pero llegué a casa de Xóchitl, quien me esperaba apoyada en la puerta, como quien recibe al héroe después de una batalla.

La abracé con fuerza y sentí sus manos rígidas, nerviosas en mi cuerpo. Yo sabía lo que significaba. Me sumergí en sus labios como si fueran mi vino favorito y fue así como llegué a mi hogar.

Su cuerpo sobre el mío era lo que necesitaba, yo, aún bajo los efectos de una gomita de dudable procedencia cometí varios errores que normalmente no haría. Xóchitl los dejó pasar maravillada por la habilidad de mis dedos, yo podía bajarle la luna si quería o llevarla al último rincón del mundo para que siguiera sintiéndome.

La llevé al paraíso con apenas tocarla, sabía que me necesitaba desde hace días, pero yo había estado muy ocupada con cosas mundanas. Sus gemidos eran mi sonido favorito y yo intentaba hacer que se propagara por toda la habitación. Que todos supieran que sabía complacer.

Intentó hacer lo mismo conmigo, pero los efectos de la sustancia en la gomita me hicieron insensible, apenas y podía mantenerme despierta por completo, me sentía muy ida aún.

Xóchitl- Claudia, ¿ya vas a acabar?- dijo esperándome pacientemente, fue ahí cuando regresé en mí misma y noté el tiempo que había transcurrido. Tuve que fingir.
Claudia- Eres muy buena, no quería que acabara- dije con una sonrisa pero Xóchitl no me respondió.- ¿qué pasa?
Xóchitl- Mis celos me matan, me da coraje verte después de una mañana de loco amor sin causa y hacer que no nos vimos.- dijo y yo quise reír al entender la referencia a aquella canción pero lo dijo tan seria que decidí callar.

La abracé y besé su cuerpo hasta que se volviera a sentir amada, casi lo logré. A veces me asusta lo que pasa por la mente de Xóchitl cuando se queda en silencio, me atormenta pensar que no puedo hacer nada.

Xóchitl- Tengo algo que contarte...- dijo con seriedad.

Fue en ese momento en el que me enteré todo lo que había estado pasando con Marko, el enojo me superó y mis ganas de matarlo crecían con cada confesión que salía de la boca de mi mujer.

Pero en esta ocasión me ganaron los efectos secundarios y vomité en la alfombra que adornaba elegantemente el cuarto de mi amada. De inmediato me ayudó a quitar la alfombra y me llevó a tomar un baño.

En el baño lloré de rabia e impotencia y Xóchitl lloró conmigo, estuvimos abrazadas un buen tiempo pero siempre cuidando el agua. Antes de terminar el baño le conté lo de la gomita y al menos pude sacar una sonrisa de sus bello rostro.

Esa noche dormimos abrazadas como siempre, pero nuestros cuerpos se encontraban en un mar de consuelo infinito. Quería que nuestro momento fuera eterno, que nadie pudiera tocarla, ni siquiera con una rosa.

Narra Xóchitl:
Al llegar al tercer y último debate mis nervios estaban a tope, no solo por las recurrentes llamadas de atención de Marko que ya habían subido su tono desde la última vez.

Claudia seguía sin mirarme, pero antes de que comenzara me regaló una bella sonrisa, de esas que me fascinan y me envuelven, me derrumban.

Intenté hacer un mejor papel pero a este punto yo ya no tomaba las decisiones ¿alguna vez lo hice? Solo me limitaba a seguir un guión impuesto por Alito y Marko. Mi frustración con cada idea opacada por la inteligencia de mi mujer era evidente.

Saliendo del tercer debate dejé que mis emociones reprimidas se expresaran, Marko me alcanzó y comenzó a gritarme nuevamente, Claudia alcanzó a ver nuestra disputa desde lejos, se acercó rápidamente.

Llegó hasta donde estábamos y rápidamente pateó la entrepierna de Marko, haciendo que se retorciera de dolor. No pude evitar besarla, Marko ni siquiera lo notó del dolor que lo golpeaba fuertemente.

Escapamos a toda velocidad en su carro, me encantaba la sensación de huir a su lado. Alejarme de todo y todos por un momento que se sentía eterno.

Acompañé de incógnito a Claudia en sus giras, nunca nadie me vio, siempre me mantuve en las sombras, pisaba los lugares que ya habían sido pisados y recorría los espacios intactos, eso me permitía ver a Claudia aunque fuera a la distancia.

No dejaba de sorprenderme su poder de mover masas y el amor que la gente le tenía, en cada estado visitado la gente se desvivía por estar un momento a su lado, por sentir su presencia y saberse parte de un movimiento, de algo grande. Me arrepentí de no formar parte de MORENA, ahora era muy tarde.

Ella era la hija del pueblo, su reputación la precedía por su buen actuar, su amor y entrega al movimiento. En esos viajes conocí otra parte de Claudia que no conocía y amé cada versión suya.

No podía evitar sentir celos cada que Clara se encontraba cerca de mi mujer, porque era bella y muy inteligente, yo apenas y podía verme al espejo, solo era un títere del mal gobierno. Todo esto redundaba en mi cabeza y se pegaba a mi alma como si no tuviera otra opción, pero por las noches Claudia me quitaba cada etiqueta y me hacía sentir hermosa, deseada.

Nadie nunca me había visto con tal intensidad, sus ojos eran mi escape de una realidad tortuosa, en la que no hallaba más libertad que sus labios. Mis ganas de sobresalir y ser alguien para ella también se acrecentaban con el tiempo. Ella llevaba la delantera en las encuestas, yo estaba muy feliz por ella pero nerviosa por mí y mi futuro.

¿Qué sería de mí ahora que no le sirviera a los partidos que representaba? Ya no podrían utilizarme, ya no sería nada, me recordarían como una marioneta y una estúpida. Todo lo que ellos representaban para el pueblo. No podía evitar preguntarme si los sentimientos de Claudia también cambiarían. Ya no seríamos rivales y ya no tendríamos que escondernos. ¿O si?

Claudia- Te amo Xóchitl, eres hermosa- susurró Clau en mi oído intentando despertarme, yo no había podido dormir pero fingía muy bien.

Sonreí y me voltee para besarla, contenta de encontrar sus labios cada mañana al despertar. No tendría que preocuparme por el futuro o lo que me espere porque podría estar en sus brazos una mañana más.

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Nota de la autora:
Espero les haya gustado este capítulo. Muchas gracias por su paciencia y comentarios. Me hacen muy feliz siempre.