La corbata

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Narra Claudia:
Desperté antes de que Xóchitl lo hiciera, su cara seguía hinchada por llorar, la culpa me comía viva, tenía que remediarlo. La vida no es vida si no la vivo a su lado, por más enredo que esto signifique, quiero que sean sus ojos lo primero que vea por la mañana y antes de dormir.

Preparé el desayuno, fui por flores al mercado y fue grata mi sorpresa al notar que seguía dormida. Me dio tiempo de arreglar nuestro departamento y preparar la sorpresa que le tenía.

Aún no despertaba y el desayuno ya comenzaba a enfriarse, decidí despertarla con una serenata. Tomé mi guitarra y con mi terrible voz comencé a cantar suavemente para no asustar a Xóchitl.
Decidí una canción que me recordaba a nuestro reencuentro después de casi treinta años, era de mis favoritas.

Something in the way she moves
Attracts me like no other lover
Something in the way she woos me
I don't wanna leave her now
You know I believe and how

Xóchitl comenzó a abrir sus ojos lentamente, intentando que la luz no los lastimara, reconoció de inmediato la canción y una sonrisa impetuosa se reflejó en sus hermosos labios.

Somewhere in her smile she knows
That I don't need no other lover
Something in her style that shows me
I don't wanna leave her now
You know I believe and how

La canción expresaba con firmeza todo lo que quería decirle, ella lo entendía, de su boca emanó una risa de esas que me encantan, las que le salen del corazón. Se sonrojó y cubrió su cara con la almohada.

You're asking me will my love grow
I don't know, I don't know
You stick around, now it may show
I don't know, I don't know

Canté mientras con trabajo tocaba la guitarra intentando descubrir su cara cubierta por la almohada, una vez que lo logré me acosté a su lado y terminé el último verso.

Something in the way she knows
And all I have to do is think of her
Something in the way she shows me
I don't wanna leave her now
You know I believe and how

Dejé mi guitarra cuidadosamente en el piso y me arrojé a sus brazos que me esperaban, nos fundimos en un beso que recordaba que hay luz después de la tormenta. Amaba los pequeños picos que nos dábamos después de un beso con tal intensidad, como si fueran una pequeña pausa ante aquel torbellino.

Antes de que pudiera advertirlo, Xóchitl se encontraba arriba de mi, tenía el control por completo. Podía verla claramente por la luz natural que entraba por la gran ventana al lado de la cama.

Comenzó a besarme frenéticamente, mientras sus caderas hacían movimientos circulares, estimulantes, sensuales. Eso encendía el fuego que se producía con cada beso, cada rose, cada susurro.

Claudia- Xóchitl, te hice el desayuno, se va a enfriar- Le advertí entre besos. En ningún momento se detuvo.
Xóchitl- A la mierda el desayuno. Tengo hambre de ti.

Sus palabras fueron como un hechizo que reanimó mi corazón, mis manos estáticas comenzaron la usual ruta por su cuerpo, quería explorar cualquier rincón que resultara desconocido. Xóchitl me detuvo en seco.

Xóchitl- Claudia, quédate quieta. Es mi turno de conocerte. Quiero dominarte-Dijo.

Sus palabras fueron mis órdenes, después de lo ocurrido ayer dejaría que hiciera conmigo lo que quisiera, todo con tal de no volver a hacerla llorar.

Sus manos antes temblorosas se mostraban firmes y confiadas, sabía lo que hacía y me lo demostró. Besó cada rincón de mi cuerpo, cada centímetro había sido cuidadosamente cubierto por sus fluidos. Yo, por primera vez me dejé guiar completamente, por primera vez no estaba al mando.

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