"La mitología griega es eso, un mito"
Pero que pasaría, si lejos de serlo, es una realidad, solo que ésta, ya no perdura en la Tierra y ha avanzado tanto... como para crear nuevos y futuros Dioses del Olimpo.
Ellos dos se odiaban por razones distint...
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Bienvenido a este fantasioso mundo...
En una galaxia lejana, demasiado lejana, existía un planeta el cuál fue creado por los Dioses del Olimpo una vez ellos desalojaron la Tierra hace millones de años.
Hoy en día, todos vivían en paz en ese planeta, el cuál fue llamado Olympus, donde pasaron de generación en generación, creando nuevos dioses, semidioses y dando vida a toda clase de criaturas naturales y sobre naturales.
La historia como la cuentan en todas partes sobre la "mitología griega" es distinta a como es realmente y de eso estaban conscientes. Pero era mucho mejor así, podían reírse por horas de las barbaridades que se leían en los libros de cada uno de esos planetas que decían "saber" sobre sus leyendas...
O bueno, también había quien no tenía temperamento y se enojaba con facilidad, su nombre era Felix, temido por muchos y admirado por pocos debido al increíble poder en sus manos.
- ¡Pero mi madre si se enamoró de mi padre! - gritó aquél pelinegro de ojos azules y hermosas pecas.
- ¿Hijo estás bien? - la gran doble puerta de aquella biblioteca se abrió dejando ver al progenitor del chico.
Hades, Dios de los Muertos Vivientes y del Inframundo...
- Estoy alterado -
Casi gruñe el menor, logrando que sus manos se prendieran en un fuego azul, el cuál era herencia de su padre.
- Mi pequeño, calmate o vas a prenderle fuego a nuestro templo - habló el mayor riendo mientras besaba la frente de su hijo.
- Te tienen como el malo en ese horrible libro, que si eres hermano de Zeus, que si secuestraste a mamá, por dios, ¿sabes que hasta tienen una historia donde le jodes la vida a Hércules? - habló alterado empeorando cada vez más su enojo.
Las velas con fuego del lugar ya se habían derretido por la intensidad del enojo del pecoso. Aún no controlaba sus poderes y sus emociones por lo que, siempre ocurría algo cuando se enojaba o alteraba de más...
- ¿Que ocurre aquí? - entró su progenitora.
Una hermosa mujer de cabello rojizo y rizado, con una maceta de una flor idílica en las manos.
Persefone, Diosa de la Vegetación y guardiana de los Secretos...
- Mamá... - el menor suspiró, tenía una debilidad por su madre.
- Hiciste enloquecer a los árboles afuera cariño, se que te alteras con facilidad, pero las plantas no tienen la culpa. - dijo llegando y acariciando la mejilla del pelinegro.
- En este libro tonto, ponen que tu no amabas a papá y que Afrodita estuvo casada con Hefesto... ¡pone que le fue infiel con tres hombres! -
Y fue la gota que derramó el baso, un círculo de fuego se formó alrededor de ellos haciendo bufar a ambos padres. Realmente estaban acostumbrados a su hijo, nació con mucho dentro de él y su mecanismo solía demostrarlo con ira por no poder retener tanto. El de ojos azules tan solo tenía ciento dieciséis y ya era todo un poderoso Dios, algo iba a darles a ambos padres como algún día provocara un problema grande.
