Irritante

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Stella:

Miraba atrás con cada paso que daba . Sentía el miedo asechando a pesar de que aún era de día .

Esa mirada taladrando mi nuca  me hacía sentirme insegura.
Llevaba días sin dormir , asustada .
Cuando lograba conciliar el sueño veía unas manos cubiertas de guantes negros sujetar mi cuello y apretarlo hasta asfixiarme.

La angustia de estar cada vez más cerca de una muerte lenta y dolorosa me hacía replantearme el porqué de mi existencia.

***

Matteo me esperaba con una dulce sonrisa frente al local . Era bastante amplio y muy casual , me sentí un poco fuera de lugar , pero luego él comenzó a parlotear sobre como se le habían caído los cubiertos la primera vez que estuvo aquí causándole mucha vergüenza.
Comencé a reírme incluso sin darme cuenta , era demasiado raro sentirme así .

Matteo era una de esas personas que quieres en tu vida aún sin saber que las necesitas. Es alegre, carismático, sociable y lleno de vida .
Contrastabamos notablemente, pero nadie le daba importancia, todos alrededor parecían ajenos a nosotros, así que comencé a relajarme.

—¿Me estás diciendo que no te gustan las cosas dulces ?—mi voz cargaba una gran indignación.

Miré a Matteo casi ofendida.

—Me parece que lo salado está infravalorado. —me seguía mirando con una sonrisa de triunfo.

Empezó la guerra .

Creo que fue una de las mejores batallas que he tenido en mi vida . No podía parar de reír, y mira que es bastante raro, pero sobre todo ver la cara de Matteo cuando le dije que el chocolate fue mi primer amor .

Realmente pase un buen rato, incluso había olvidado lo que pasó con Max.

Pero el destino siempre está listo para jugarme sus espectaculares bromas .
Cómo si de  un demonio se tratase, fue convocado con el pensamiento.
Justo en el instante que sentí esos ojos encima de mí ,pude notar una corriente recorriendo mi columna vertebral.

— ¿Qué haces aquí ?— mis ojos miraban fijamente los suyos , Matteo a mí lado se tensó completamente .

—Necesito tu ayuda en el restaurante.

Rodó sus ojos y los posó sobre Matteo. De reojo noté como este se recogía en su asiento incómodo.

—Estoy en mi horario de descanso —le dije retándolo con la mirada .

—Estabas , son la 1: 30 , técnicamente acabas de llegar al límite de tu descanso.

—Yo..

Tomó mi mano antes de que alcanzara a decir algo y salimos del restaurante.
Pobre Matteo, ni siquiera había podido despedirme .

Este idiota me las iba a pagar.

¿Quién se creía que era?

Solté mi brazo y el dejó de caminar al notar que me había quedado quieta .

— Vamos tarde.

—¿Se puede saber qué carajos te pasa?—mi voz iba tomando más volumen a medida que las palabras salían de mi boca —¿Quién te crees que eres para sacarme así ?— las personas alrededor nos miraban como si estuviésemos locos.

— Disculpa por haberte arruinado tu cita de ensueño princesse <princesa > — resopló — pero deberías ocuparte de tus funciones y trabajar, si no quieres que te digan lo que hacer.

Me hervía la sangre .
¿Cómo se podía ser tan imbécil?

—Estaba en todo mi derecho, métete en tus asuntos.

IRIDISCENCIA EN EL MAR ✓[Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora