Un fantasma

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Stella:

Los fantasmas son supuestos espíritus o almas en pena de seres muertos que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible a través de sonidos, aromas o desplazando objetos . Principalmente en lugares con los que presenta un vínculo.

Frente a mí se encontraba uno. De pelo tan negro como el azabache , los mechones le rozaban  la frente . Ojos del mismo color , tan intimidantes  que parecía que me hacía un escáner desde mi interior. Su piel era tan pálida que contrastaba con todo lo demás .

Tan guapo como temerario.

Verlo directamente me mandaba corrientes de escalofríos por el cuerpo que no sabía cómo definir .

Le di un repaso y mis ojos se posaron en sus manos, esa parte de su anatomía me dejó atónita. Sus venas se marcaban por todo el brazo y sus músculos se tensaron  cuando se apoyó en ellas sobre la barra .

— Dices que te llamas Maximiliano—asintió mirando todo a su alrededor.

Dios, este chico parecía sacado de una revista , me recordaba a los protagonistas de los libros que leo a escondidas.

— Vine por el puesto de chef suplente —su voz era ronca , tenía un acento bastante peculiar, como si fuese extranjero.

—Enseguida le aviso al dueño.

Caminé despacio intentando no tropezar como siempre , mirando a todos lados presa del miedo.

Desde el incidente había dejado de ir a la universidad, mantenía mis clases online.
Era un poco más costoso pero las propinas me alcanzaban hasta que recibiera mi primer sueldo. Así que cuando salía de trabajar recogía a Mila y nos íbamos directo a casa .

— Federico, — verlo removiendo sartenes de un lado a otro me hizo sentirme culpable, sé que necesita ayuda y por mis miedos e inseguridades ni siquiera me he atrevido a darle mi apoyo cocinando. Me dió un vistazo rápido en lo que atendía una salsa —hay un chico allá afuera por lo del puesto de chef suplente.

Vi el alivio en sus ojos .

—Ojalá y este valga la pena.

En estos dos últimos días un sin número de personas pasaron por esta cocina , y ninguno lograba complacer a Federico.
Él decía que cocinar era un  arte , y que si solamente lo hacían por ganar dinero se olvidaban de la dicha de preparar un buen plato .

Por eso me sorprendió bastante ver como estrechaba la mano con el chico nuevo.

Me daba un poco de miedo, era bastante siniestro, eso sí, muy guapo.
Vestía completamente de negro, una sudadera y un pantalón desgastado.

Al pasar por mi lado clavó sus ojos en mi , ese escalofrío volvió a recorrer mi cuerpo, y no sabía descifrar si era algo bueno o malo.

Antes de salir volteó su cabeza y me miró fijamente, una sonrisa torcida se formó en sus labios carnosos que me obligó a tragar saliva con fuerza .

— Un plaisir Stella.
< un gusto Stella>


Miles de células en mi cuerpo se quedaron paralizadas .
Esa forma de pronunciar mi nombre me hizo temblar, me condenó a darme cuenta que nunca había escuchado una forma tan deliciosa de pronunciarlo  y me encontré a mi misma recriminadome por sentir algo así .

***

Eran pasadas las 12:00 pm, luego de almorzar los chicos tomaron parte de su descanso para ir de compras .
Yo me limité a sentarme frente al restaurante. No podía evitar sentirme observada, y aunque mirara en todas las direcciones no veía absolutamente nada.

—Hola— juro por Dios que todo mi mundo se detuvo . Unos ojos azules me recibieron como respuesta a uno de los peores sustos de mi vida.

El chico de el otro día estaba justo frente a mi. Llevaba uno de esos típicos trajes que visten las personas que visitan el restaurante frecuentemente. Se veía a leguas que tenía la misma cantidad de dinero que yo de problemas.

— Disculpa, no quería asustarte.

— No te preocupes,  solo estoy un poco paranoica.

— Te puedo ayudar en algo — su tono se volvió más preocupado y su mirada fue de angustia, como si me conociera desde siempre y en verdad se preocupara.

—Está todo bien , muchas gracias.

— Soy abogado— sacó una tarjeta de su bolsillo, ofreciéndomela — trabajo en una firma de aquí cerca . Mi nombre es Matteo , si necesitas cualquier cosa aquí te dejo mi tarjeta.

Me sorprendió toda esa información.
Era algo muy valioso,así que decidí guardar la tarjeta y dejar de comportarme como una loca psicópata.

— Soy Stella—me mostró una perfecta sonrisa que podría ser utilizada para un anuncio de la tele —muchas gracias por la preocupación.

Se sentó a mí lado y simplemente nos quedamos en silencio, no era incómodo , de hecho se sentía bastante bien .

Por un momento deje de sentirme diferente. Simplemente era yo , sin miedos , sentada ,observando las calles de Milán.

—Stella—ladee la cabeza para observarlo mejor —no quiero presionarte , pero vine a recordarte que me debes un café.

Ver su cara inocente me hizo sonreír , parecía incluso tierno la manera de pedírmelo, como si tuviera miedo a ser rechazado.

—Esta bien — el solo sonrió.

Luego de eso se levantó y plantó un beso en mis mejillas . Yo me quedé inmóvil, no me lo esperaba realmente. Nadie nunca había hecho eso, o al menos no un chico.

— Hasta luego Stella .

Lo vi caminar hacia un edificio cercano mientras me decía adiós con sus manos.

Al voltear sentí una mirada fija en mí , la sensación de paz había desaparecido, ahora solo quedaba un miedo y un vacío oscuro que no me dejaría descansar.

Miré hacia todos lados hasta que lo vi. Una sombra negra en una de las esquinas de un callejón .
Mi corazón se paralizó, mis pulsaciones iban a mil por segundo , el miedo se incrementó, pero del mismo modo la curiosidad se apoderó de mí .

Cuando me levanté del asiento la sombra desapareció. Mi mirada lo buscaba por todas partes , pero era imposible en una ciudad tan grande.

¿Quién era él? , y, ¿porqué tenía tantas ganas de descubrirlo?..


IRIDISCENCIA EN EL MAR ✓[Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora