Capítulo 15

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Hoy era su día de descanso, por lo que la noche anterior no le preocupó demasiado quedarse hasta tan tarde despierto viendo una película mientras compartía algunos mensajes con YoonGi. 

Su plan inicial era quedarse en casa, dormir hasta tarde y tal vez pedir algo de comida a domicilio, pues la verdad le daba pereza siquiera pensar en que haría de comer. 

Sin embargo, sus planes cambiaron completamente cuando se despertó a la mañana siguiente. No era tan tarde para su gusto, iban a dar las 9 de la mañana apenas, pero ya sentía que había dormido lo suficiente. 

Su madre seguramente ya estaba despierta, pues no había otra explicación para el ruido que se producía en la cocina. ¿Qué se traían las mamás con hacer tanto ruido cuando alguien más estaba descansando

Suspiró con pesadez, tallando sus ojos mientras trataba de quitarse los restos de sueño de encima. Su rubio cabello estaba revuelto haciendo que se viera gracioso, y aunque tenía muchas ganas de mandar todo a la mierda y volverse a acostar, sabía que ya no había vuelta atrás.

Se removió con flojera sobre las sábanas, sus ojos todavía no se abrían por completo, puesto que su mente y cuerpo se negaban a abandonar la cama.

—Sólo otro ratito.

Susurró para sí mismo, tratando de encontrar apoyo en sus propias palabras.

La puerta de su habitación se abrió haciendo un ligero rechino para nada molesto, pero ese sonido fue suficiente para hacerle saber que su madre ya estaba ahí para despertarlo. Seguramente la mujer había hecho el desayuno y quería que ambos lo tomarán juntos.

—Mamá, dame otros 10 minutos más. — murmuró adormilado, todavía con los ojos cerrados y el rostro enterrado en la almohada.

Desde que había vuelto a vivir con ella para cuidarla, la mujer entraba rara vez para despertarlo, usualmente siempre tocaba la puerta o gritaba desde el otro lado.

No escuchó respuesta alguna pero tampoco le tomó mucha importancia, no hasta que sintió el pesado y caliente aliento de alguien rozando su oreja.

—No soy tu madre, pero tampoco me molestaría que me llamaras así.

Por un segundo sintió que todo el aire se iba de sus pulmones, abrió los ojos rápidamente y se incorporó en la cama, topándose con el rostro de YoonGi muy cerca del suyo.

Carajo.

—¿Q-qué haces tu aquí? — preguntó confundido —¿Cómo entraste a mi cuarto?

El mayor le dio una suave sonrisa, buscando calmarlo.

—Lo siento si te asusté — dijo con sinceridad —. Llegué hace una hora, tu madre ya estaba despierta y me recibió, estuve hablando con ella y preparamos el desayuno en lo que te dejábamos dormir otro rato más.

Oh.

—Pero tú... ¿no deberías de estar en el trabajo o algo así? — preguntó, todavía inquieto por la repentina aparición de YoonGi en su habitación.

—Mmm sí — bufó —. Me tomé el día libre así que... sí.

—Eres increíble — JiMin rodó los ojos, dejándose caer de espaldas nuevamente en su cama —. Al menos dime que no dejaste a nadie más haciéndose cargo de tu trabajo.

—Por supuesto que no — YoonGi se cruzó de brazos, fingiendo indignación —. Aprendí de lo que me dijiste aquella vez, nadie se está haciendo cargo de mi trabajo, yo lo haré en cuanto regrese mañana. No me regañes.

El rubio rió bajito cuando escuchó la respuesta de YoonGi. Bueno, al menos le tranquilizaba saber que ya había aprendido a no hacer que otros carguen con su trabajo.

JUDAS | YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora