Una chica problemática

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Eros

No eh dormido absolutamente nada, toda la noche me la pasé admirandola. Y no, no soy un acosador solo me gusta admirar las cosas que me pertenecen, que es mio.

Duerme tan tranquila, que a la vez amo verla así y a la vez no. Extraño sus berrinches, su terquedad. Extraño tener que dominarla para que se comporte.

Para mí no es un problema, ella es perfecta. Ninguna mujer se compara con ella, es ella el fuego que enciende mi infierno.

Miro mi reloj y son las 6 a.m. agachó mi cabeza para dormitar un poco. Pero no tarda y abren la puerta.

Cuando alzó mi mirada me encuentro con un hombre vestido de traje, alto con un cuerpo fornido y bien trabajado tiene ojos rasgados y un porte elegante y sofisticado.

Se acerca hacia ella y le toma una de las manos, frunzo el ceño al ver dicho acto. Ni siquiera pregunto quién era yo, es más ni siquiera me noto.

— ¿Quién eres?— pregunto serio.

— No puedo decirte quien soy, porque de lo contrario tendría que matarte.— contesta tranquilo.

No dije nada porque estaba analizándolo, esos ojos rasgados... Ese traje caro... Asecho y afuera hay gente vestida de traje igual... Tiene parecido a... Hago memoria y conecto todos los puntos.

Bingo.

Se parece a Loulan, la disque amiga de Kaely.

Es... Es el hermano de Loulan, el mafioso que me contó ella la última vez.

— Se quién eres — digo tranquilo.

— A ¿Si?

— Si, ella me lo dijo, me contó de ti— digo señalando la a ella.

Frunce el ceño y baja su mano hacia su pantalón.

— Tranquilo, vaquero. No voy a delatarte ni nada de eso.

— ¿Cómo estaré seguro que no lo harás?

— Ya supe de ti desde hace días, ¿No crees que si quisiera ya te hubiera delatado?— asegure.

— Bien... Por ahora confiaré en ti.

— Bien, comencemos de nuevo, soy Eros Harrison.

— lo sé, yo soy Luan.

— Un gusto Luan, y ¿Cómo está tu hermana?.

— vaya, me sorprendes. Ella está bien, se está recuperando.

— ¿Como supiste que ella estaba aquí?— pregunto curioso. — ah, ya no me digas ya se.

— Si?

— ¿La mantienes vigilada no es cierto? No pude descartar esa idea porque tus hombres han sido obvios. ¿Ella lo sabe?

— No... Me mataría si supiera. Ella es de tener libertad, eso es lo que más le gusta. Me a demostrado que se puede cuidar sola pero, necesito cuidarla.