2da parte (7)

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Kaely

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Kaely.

Ya es hora del almuerzo y después de un día y medio ingiero un poquito de sopa. Estoy en el comedor sentada en una mesa alejada de todo el mundo.

Intento ingerir la sopa sintiendo que le cae muy bien a mi estómago, lo que tomo poco a poco y cuando a nada de terminar una persona se sienta a mi lado.

Ni intento mirar quien es ya que no me importa solo sabía que ya era hora de irme, me levanto pero soy detenida por una mano, sin remedio volteo y lo primero que veo son esos ojos color negro mirándome fijamente.

- Hola Kaely -

Frunzo el ceño -¿ Y tú quien eres?- pregunto - sabes que olvídalo no quiero saberlo— me zafo de su agarré.

- Soy Eros Harrison - responde ignorando mi comentario anterior.

- Aja y ¿que quieres?- espeto

- Quiero... - dice pensativo por un momento. - Te quiero a ti - vuelve a tomarme la mano.

Lo miro por un momento - No me interesa, si me disculpas me tengo que ir- zanjo.

- ¿Y que te interesa? -

- Irme - suelto con fastidio.

- ¡Bien! Pero voy contigo - dice con una pequeña sonrisa ladina.

Suspiro por un momento, me safo de mala gana y me voy de ahí, salgo de la cafetería caminando por un pasillo vacío siendo interrumpida por Loulan y un grupo de chicas.

Respiro hondo y regreso por dónde vine prefiero mantenerme alejada de ella no por miedo si no por prudencia. Apenas entre a la institución y no quiero salir expulsada por matarla a golpes <<si pudiera>>.

Voy de regreso por dónde vine pero soy detenida por una rubia de ojos verdes almendrados, le pido amablemente que se retire de mi camino pero ella tan solo se ríe. Intenta golpearme y yo solo esquivo propinandole una patada en la espalda enviándola con su grupito de "amigas" .

Le echó una mirada asesina a Loulan y me volteo para irme y en eso el estúpido de Eros está pegado a la pared observando nada más. También le echó una mirada asesina y salgo a grandes pasos de ahí.

<<Pero que carajos, ¿Como es que preste atención a su nombre?>>.

Loulan me va a fastidiar hasta que me enfade de verdad y me ponga solita la soga al cuello. Ella ni siquiera se me va a acercar toda su jugada lo hará desde lejos.

Una chica problemática Donde viven las historias. Descúbrelo ahora