Movió los músculos de su espalda mientras mantenía la vista en el sol naciente. La luz del sol parecía enamorada de su fuerte torso desnudo, escurriéndose en él y alumbrando cada músculo con un destello tenue, que le calentaba la piel.
Su respiración era calmada y profunda, sus ojos grises enfocados en el paisaje matutino que se apreciaba desde su balcón. Pasó su mano por el cabello azabache y entrelazó sus dedos en el, apreciando la brisa que se filtraba por el jardín.
Desde la altura de su balcón podía ver el jardín del harén, donde los muchos omegas de su padre paseaban, llenando de vida el palacio con sus risas y la diversidad de colores en sus finos trajes.
Curvó sus labios en una sonrisa complacida y suspiró tranquilo. Cada cosa en ese lugar era suya, y en cuanto la corona reposara en su cabeza, sería oficialmente el dueño de todo.
Sintió unas manos delgadas deslizarse por su ancha espalda, hasta recorrer cada trazo del tatuaje que cubría su brazo. La piel ardía bajo el toque ajeno, pero su rostro no mostró ninguna emoción. Miró de reojo la cabellera rojiza que se aferraba a su antebrazo, en un gesto casi desesperado.
—Umm, su alteza —suspiró una voz conocida, cargada de deseo—, fue una noche...
—Lárgate —dijo él, con un tono tan helado como un balde de agua fría. La orden hizo estremecer al omega junto a él.
—P-pero...
—¿Eres sordo? —Ahora lo miraba directamente, sus ojos grises resplandeciendo con desprecio y una creciente molestia.
El pelirrojo hizo una reverencia, temblando, y se envolvió en su túnica apresuradamente. Sabía bien del temperamento del príncipe y que un error podía costarle su lugar como favorito.
Jaekyung entró a la habitación, aún un caos tras los eventos de la noche anterior, y ordenó a los guardias en la puerta que permitieran la entrada de sus siervos.
Pronto, un baño con incienso y flores aromáticas fue preparado. La esencia del jazmín llenó el aire, envolviendo su cuerpo en una fragancia que lo tranquilizaba y rejuvenecía.
Se dejó sumergir en la cálida agua de la tina, sintiendo cómo cada músculo se relajaba bajo la suave presión del líquido. Burbujeó ligeramente al respirar, su cabello flotando en el agua, mecido suavemente. Abrió los ojos y observó el techo, perdido en sus pensamientos, hasta que la calma de su mirada fue interrumpida por la aparición de un rostro familiar.
—¿Quién te permitió entrar? —preguntó furioso, saliendo de la tina y chorreando agua por toda la habitación.
—Oh, vamos, no puedes negar que me echabas de menos —respondió el intruso con una sonrisa socarrona.
—Qué idea tan ridícula —Jaekyung se cubrió el cuerpo con una toalla y se sentó en el escritorio, observando despectivamente la alta figura de su sobrino.
—¿No me preguntarás cómo me fue?
Tomando la libertad de sentarse en un diván de la habitación, Heesung agarró algunas uvas de una cesta y comenzó a comer.
—No me interesa —respondió Jaekyung sin más.
Heesung arqueó una ceja y soltó una pequeña risilla mientras se llevaba una uva a la boca.
—¿No piensas cambiar esa actitud nunca, tío?
—¿Acaso viniste a mi habitación a hablar estupideces? Porque si es así...
—Calma, calma —Heesung se puso de pie y dio un bostezo mientras se estiraba—. Deberías salir más a menudo, Jaekyung. Te la pasas del harén a la sala de entrenamientos. Hay tantas cosas que puedes hacer.
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¿Destino O Desgracia?/ Jinx Fanfic
ФанфикEspero que cuando me recuerde, no sea demasiado tarde su majestad...