Con manos temblorosas, la reina sostenía la copa de vino, sintiendo el frío del cristal en sus dedos. Su cabello, despeinado y enredado, caía en desorden sobre sus hombros, mientras la habitación se llenaba de una atmósfera pesada, cargada de feromonas agrias que parecían asfixiar el aire.
La penumbra envolvía la vasta estancia, apenas iluminada por el parpadeo incierto de unas pocas velas. La reina frotaba sus ojos enrojecidos, murmurando maldiciones que se perdían en el silencio, mientras la misma escena torturaba su mente una y otra vez.
-Estoy embarazada, Ji-Woo -susurró la mujer frente a ella, su rostro estaba oculto tras una máscara de incertidumbre. La reina no podía discernir lo que pasaba por su mente.
-¿Y qué esperas que haga? -respondió con frialdad-. Es evidente que debemos deshacernos de "eso"
-¿Qué? ¿Te has vuelto loca? -la mujer de cabello oscuro retrocedió, con miedo reflejado en sus ojos-. ¿Quieres que los dioses nos condenen?
-¿Y qué crees que sucederá cuando mi padre, tu esposo, y todo el reino descubran que ese niño es mío? -la voz de la reina era un susurro afilado.
-P-pero...
-Piensa, Ha-Yoon, -exigió la reina, acercándose más-. Sabes cuál es el castigo para los adúlteros. Ni siquiera te atrevas a considerarlo.
La joven de cabello oscuro se llevó una mano temblorosa a su vientre, que aún no mostraba signos de vida, y dejó escapar un suspiro cargado de angustia.
-No te preocupes, Ha-Yoon, -la reina la acarició con suavidad, un toque que pretendía ser reconfortante pero que estaba lleno de intenciones oscuras-. Yo encontraré lo necesario. Pondremos fin a esto de una vez por todas.
El amargo sabor del vino se mezcló con la rabia mientras la reina apretaba la copa, sus nudillos estaban blancos por la fuerza de su agarre.
-Maldición, -murmuró entre dientes-. Me engañaste, maldita perra. ¿Por qué no hiciste lo que te pedí? Aún... aún podríamos haber sido tan felices.
El pasado volvió a ella como un golpe brutal:
-Este hijo no es tuyo, Ji-Woo, -la emperatriz acariciaba su vientre abultado con una sonrisa enigmática-. Tu único hijo es el que lleva tu esposa en su vientre, así que, por favor, ve a su lado. Ella te necesita más que yo.
-Mentirosa, -el veneno en la voz de Ji-Woo era palpable mientras se acercaba amenazante-. ¿Crees que no puedo oler a mi cachorro en ti? ¡Ese niño no es de mi padre, es mío!
-Estás delirando, Ji-Woo, -replicó la emperatriz, su tono frío como el hielo-. Aquel niño del que hablas, me deshice de él como me pediste, pero los dioses decidieron bendecirme. Ahora, llevo en mi vientre al próximo soberano de esta nación.
-Qué necedad, -se burló Ji-Woo-. ¿Y si es una niña? ¿Sabes cuántas hijas tiene el emperador? ¿Qué te hace pensar que tú serías la afortunada?
Ha-Yoon apretó los puños, conteniendo su furia mientras se giraba, dandole la espalda rígida.
La reina se quedó inmóvil, con los ojos fijos en la copa vacía. Las sombras danzaban en las paredes como si tuvieran vida propia, burlándose de su impotencia, de su rabia contenida. El pasado se entrelazaba con el presente en una espiral de emociones que amenazaba con ahogarla.
Finalmente, se levantó, tambaleándose ligeramente por el peso de la revelación y el vino que ahora ardía en su garganta. Caminó hacia el gran espejo que dominaba la pared frente a su cama, observando su reflejo con desprecio. La mujer que la miraba desde el otro lado no era la misma que alguna vez había sido. Su belleza, antaño resplandeciente, ahora estaba marchita por la amargura y el rencor. Sus ojos, antes llenos de vida, ahora solo reflejaban la sombra de lo que había perdido.
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¿Destino O Desgracia?/ Jinx Fanfic
FanficEspero que cuando me recuerde, no sea demasiado tarde su majestad...