Capítulo 2

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Médicos, sacerdotes y curanderos entraban y salían de aquella habitación en el templo. La desesperación estaba dibujada en sus rostros y, sobre todo, el miedo.

Afuera, caminaba de un lado a otro, impaciente y furioso, su majestad el emperador. La princesa, a su lado, lo único que podía hacer era intentar calmarlo. Pero, ¿quién podría calmar a un alfa cuando se trata de su cachorro?

—Todo esto es tu culpa —soltó de repente, fulminando con la mirada a su hija.

—S-su majestad, yo... ¿por qué una cosa tan horrible? ¿Cómo puede usted creer que deseo yo el mal de mi...?

—¡Claro que es tu culpa! Siempre mimándolo, permitiendo que haga lo que quiera sin ningún tipo de supervisión. ¿Cómo no pudiste ver que tu hermano se encontraba mal? Encima fue con ese... ese omega plebeyo con quien siempre anda. Sabes que no me gusta ver a tu hermano con ese niño, pero a ti parece no importarte.

—Padre, son solo niños. Gracias a los dioses, Kim Dan lo encontró...

—¡Silencio! No quiero escuchar su nombre. Te advertí perfectamente que no quería a ese plebeyo en nuestro viaje. Rompimos siglos de tradición llevando a un extraño a ese templo y tú, por supuesto, no pudiste evitar que pasara, ¿verdad?

—Padre... —la princesa intentó acercarse, pero el alfa retrocedió—. Comprenda, Jaekyung adora a ese niño, son como hermanos. Solo quería que mi hermano fuera feliz, eso es todo.

El emperador tensó la mandíbula y se alejó de ella, apretando los puños. Entró a aquella habitación donde muchos maestros de la medicina hacían todo lo posible por bajar la fiebre del príncipe.

Se acercó a la cama. Su mirada tembló al ver el rostro pálido de su hijo. Sus ojos estaban cerrados, tenía ojeras y los labios sin color. Era desgarrador ver a su propio cachorro sufrir de esta manera.

Lo miró por unos instantes más. Acarició su cabello azabache, deteniéndose allí. Su hermoso cabello, negro como la noche. ¿Qué mal pudo haberle hecho a los dioses para que el pequeño sufriera a tal grado?

—Su majestad —le habló uno de los médicos.

El emperador no apartó la vista de su hijo y quedó en silencio, escuchando.

—La fiebre se ha intensificado mucho esta vez —hizo una breve pausa; sabía que lo que estaba a punto de decir no sería agradable para el emperador— El príncipe se ha manifestado como alfa dominante, majestad.

El monarca abrió grandes ojos, volteándose por completo hacia el médico.

—¡Pero esas son excelentes noticias! ¿Entonces toda esta fiebre es solo causa de su manifestación, cierto?

El médico tembló, dudoso de continuar con lo que tenía que decir, pero con la voz baja, apenas un hilo, habló.

—Perdón, su majestad, pero la fiebre de nuestro gran príncipe se debe a otras circunstancias, además del celo...

—¿Otras circunstancias? ¿De qué estás hablando?

—E-el gran príncipe ha sido... ha sido expuesto a feromonas omega, majestad.

—¿Qué? —Se volteó y agarró al hombre por el cuello, levantándolo prácticamente del suelo. Estaba furioso, muy furioso—. ¿Cómo pudo suceder esto? Si mi hijo se expuso a esas feromonas, sabes lo que significa, ¿verdad?

—S-sí —habló con dificultad.

—¿Sabes lo que significa, maldito imbécil? ¡Significa que corre el riesgo de imprimarse con ese omega y ningún hijo de la corona puede enlazarse con uno! ¿Entiendes la gravedad del asunto?

¿Destino O Desgracia?/ Jinx Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora