CAPITULO 1

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Punto de vista: Raquel

Las cinco y veinte y estas ni responden.

Chat grupal

Raquel : Si queréis le digo al maquinista que espere por vosotras

Anastasia : Coño tía calma, estoy en las escaleras mecánicas ya

Ema : Queda más de media hora para que salga el tren, ¿Qué quieres? ¿Qué abramos nosotras la estación? Jajaja

Raquel : No, pero tenemos que pasar por seguridad y seguro que Marina y Anastasia querrán desayunar antes de subir.

Anastasia : ¡¡¡¡¡EL DESAYUNO ES SEGRADO!!!!!

Raquel : ¿Ema, por dónde vas?

Ema : bajando del Uber, ya subo

Anastasia : ¿Marina???

Marina llevaba desde las cuatro y media que habíamos hablado todas por el grupo sin decir nada, un poco raro ya que suele subir fotos de todo a Instagram y mas cuando se va de viaje. Entre en el chat privado con Marina, su último mensaje era una foto de ella tomando un café hace una hora.

Chatea con Marina

Raquel : ¿Tía por dónde vas? Es en la primera planta, la puerta 4

Bloqueé la pantalla al ver de lejos como Anastasia subía los últimos escalones bolsa al hombro, siempre ha sido muy precavida en todo, así que decidió comprar una bolsa de viaje en vez de una maleta, dice que así la puede llevar siempre consigo y no la tiene que dejar en los compartimentos de maletas.

Nos saludamos con un abrazo como siempre. Se notaba que había salido con prisas, ni se había peinado bien, por suerte el tener el pelo corto es una ventaja, se engancho los rizos con unas pinzas y estaba monísima. Me dijo que llevaba encima la baraja de cartas para no aburrirnos en el trayecto. Ella siempre lleva algún tipo de entretenimiento en los viajes, y casi nunca jugamos, solemos dormirnos todas.

Anastasia saco el móvil para avisar a su novio que ya estaba en la estación, son una pareja monísima, casi vomitiva.

-Marina no se ha pronunciado aún ¿no? - Pregunte al ver que entraba a los chats

-Que va ¡Esta avisara en el último segundo, como siempre!

-Ya, pero no sé, podría decir al menos si ha cogido el metro ya o no

-Raquel, nena, relájate, estará grabando algún vídeo

Sabía que Anastasia podía tener razón, Marina tenía muchos seguidores en redes y solía hacer muchos videos cada vez que salía a cualquier lado, pero me seguía rayando que no me respondiera.

Chat grupal

Ema : Subiendo las escaleras¡¡¡¡

Al leer el mensaje miramos hacia las escaleras, vimos a Ema enseguida, era ese punto rosa dentro de tanto negro, si es que hasta su maleta era negra pero su pelo resaltaba con ese rosa fucsia que lleva desde hace tres años.

No podía esperar más, llamé a Marina. Después de varios pitidos descolgó

Llamada:

-¿Si? -respondió muy tranquila

- ¿Tía, podrías responder los mensajes no crees?

-Perdona, estaba distraída, ¿qué pasó?

- ¿Cómo que pasa? - Esta chica me llevaba por el camino de la amargura- Me puedes decir dónde estás? te recuerdo que cogemos un tren en media hora.

-Tranquila, estoy bajando del metro, en cinco minutos estoy, ahora os veo.

Me colgó sin darme tiempo a responder nada, Anastasia me miro preocupada, nos conocíamos desde pequeñas, sabia leer mis caras demasiado bien.

- ¿Todo bien? ¿Dónde está?

-Dice que está bajando ya del metro- seguía mirando el móvil como si fuese a salir de él en vez de aparecer por la puerta. De repente vibro con un mensaje de Marina

Chat grupal:

Marina : ¡¡¡Ya subo!!! Id pidiéndome un bollo con chocolate y un café con leche

Ema fue la primera en echar a andar hacia la cafetería al leer el mensaje de Marina, Anastasia me dijo que todo estaba bien, solo eran mis paranoias de sobreprotección. Pedimos cuatro cafés y cuatro bollos en lo que llego Marina, toda llena de alegría y maletas, solo nos íbamos cinco días, pero ella llevaba maletas como para un mes, según ella era por que tenia que llevar un modelo diferente en cada video o foto que hiciese, yo en cambio llevaba una maleta con tres conjuntos combinables entre sí. He de admitir que éramos un grupo muy extraño, no nos parecíamos en nada, ni física ni mentalmente, pero siempre nos habíamos apoyado entre nosotras.

Una vez sentadas las cuatro, empezamos a hablar de las últimas novedades en nuestra vida, habíamos estado dos semanas sin vernos y casi sin hablar para tener más noticas que compartir, puede parecer raro, pero nosotras funcionamos así. Nos comimos todo y andamos hasta la puerta de nuestro andén, quedaban cinco minutos para que abriesen las puertas, habíamos llegado bien, empecé a calmarme, este viaje era para desconectar de todo y disfrutar.

La cola iba bastante rápido, había varios revisores, todos con sus maquinitas para leer los billetes, me hacia gracia ver como una única fila se dividía en cuatro para volver a juntarse en una para bajar al andén. No podía evitar fijarme en la gente que había, no a malas, solamente miraba. Nosotras teníamos unos asientos especiales, en primera clase, no es que fuésemos ricas ni mucho menos, pero Marina trabajaba en el transporte y tenia sus contactos. La fila se dividió delante de nosotras, las primeras en pasar fuimos Ema y yo, justo por detrás de dos chicos, bastante guapos he de admitir. Nosotras paramos antes de bajar al andén para esperar a Anastasia y Marina, los chicos pasaron a nuestro lado para reincorporarse a la fila. Vale, eran muy guapos, intenté disimular tapándome un poco la cara con el pelo, por suerte me había crecido bastante desde mi impulso irracional de cortarlo como Dora la exploradora, Ema sin embargo los miro descaradamente, o más bien miro al moreno alto de ojos. verdes descaradamente.

-¿Has visto eso? -Me dijo con cara de asombro

-Obviamente, tengo ojos.

-Espero que vayan cerca de nosotras, ya sabes, para quedarme embobada mirando todo el viaje.

-Anda, si serás la primera en dormirte según nos sentemos

-Puede que si- dijo con sonrisa pícara- pero soñare con él

No pude aguantarme la carcajada, esta chica siempre igual, pero luego no hace nada, me giré por inercia por donde se habían ido y vi como el chico rubio nos miro divertido, espero que no haya oído lo que mi amiga dijo, me daría una vergüenza horrible.

-Vale, ya estamos todas- exclamo Anastasia guardando la cartera

-¡Pues rumbo a primera clase!- gritó Marina, a lo cual todos le seguimos con un sí muy sonoro.

Al echar a andar note como Marina se giraba a mirar a la fila de entrada con cara de preocupación, me acerque a ella, la roce el hombro sin mediar palabra, al mirarme note que tenia algo que contarme, asentí con la cabeza para que supiese que lo había entendido, nos cogimos de la mano y andamos hasta el primer vagón.

Pero...¿dónde estamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora