CAPITULO 26

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POV: Manuel

Caminábamos en silencio, Ema estaba completamente ida lo cual era normal ya que estaba preocupada por su amiga, miraba al suelo sin decir absolutamente nada, no sabía si sería mejor hablar o no, opte por lo primero

-Tranquila, la encontraremos y veras que está bien- sonreí para apoyar mis palabras, ella solo me devolvió la sonrisa por amabilidad- Estaba pensando...- puede que este no fuese el momento, pero puede que no fuese a tener muchos mas momentos solos- que, quizás, cuando volvamos a Madrid y se acabe toda esta pesadilla podríamos quedar a tomar algo algún día- Se giro para mirarme, notaba sorpresa y alegría en su cara

-Vaya, nunca me habían pedido ir a tomar algo- sonrió tierna- me encantaría, aunque puede que sea algo complicado, después de este viaje creo que pasare una temporada con mi familia.

-Claro, si, comprensible, yo también estoy deseando volver para ver a mi madre, la echo mucho de menos, en situaciones así siempre sabe que hacer

-La mía no ha sido muy amorosa que digamos, pero siempre me ha enseñado a solucionar las cosas sola

-Eso mola, mujer independiente- sonaba como un imbécil sin cerebro, pero no sabía que decir, ¿me había aceptado el salir o no?

-Si- no dijo más, volvió a mirar al suelo sin más que decir, le preocupaba todo esto.

Seguimos andando varios minutos mirando a todos lados donde podría estar Raquel, pero nada, ni rastro de ella, ni de nadie en verdad, era como un pueblo fantasma lo cual era raro ya que hacia buen tiempo como para salir a pasear o los niños a jugar, pero nada. Llegamos a un camino que nos llevaba a la iglesia, no pensaba que fuese a estar ahí, no se la veía muy religiosa, pero quien sabe, fue Ema la primera en dirigirse al edificio, le seguí de cerca en completo silencio hasta que llegamos a una verja cerrada con candado.

-No creo que este aquí, esta cerrado y sin marcas de haberlos forzado- entonces Ema solo toco el candado y este se rompió

-Esta muy oxidado, esto se pone y se quita como si nada- se agachó para recogerlo y volver a colocarlo

Entramos en silencio por si oíamos algo y nada, ni pisadas ni rezos, aun así, Ema insistió en entrar, dijo que quería rezar

-No sabía que fueses creyente

-No lo soy, pero ahora me apetece, si te molesta puedes esperarme fuera, tardare poco- Acepte su proposición, la verdad es que llevaba años sin pisar una iglesia y no sabia como actuar delante de un cura o de gente rezando.

Me senté en las escaleras de entrada y saqué un cigarro mientras esperaba, este sitio era muy tranquilo, la iglesia era pequeña, pero tenía una gran torre con campanas como todas las iglesias de pueblo, solo se oía el ruido de los pájaros, claramente Raquel no estaba aquí. Saqué el móvil para decírselo a Cris, pero no tenía ni una sola raya de cobertura, suspiré decepcionado y volví a guardar el móvil en el bolsillo, iba a encenderme el cigarro cuando me sorprendí al escuchar unos motores claramente de coches, se acercaban cada vez mas y me estaba inquietando bastante, en este pueblo no había ni semáforos. Me levante guardando todo mientras fijaba mi vista hacia el camino que habíamos seguido para llegar aquí y los vi, eran tres coches negros que iban muy decididos hacia su destino, sin mas demora entre a la iglesia para decirle a Ema que se escondiese, esta se asustó al oírme entrar tan de golpe, se levantó del banco de primera fila mientras guardaba algo en su bolsillo

- ¿Qué pasa, la has visto? - Dijo emocionada

-No, acabo de ver los coches de los hombres de negro, será mejor que nos vayamos por detrás- Le agarré de la mano al pasar por su lado, busque rápidamente con la mirada una salida de emergencia y la vi justo detrás del confesionario, tire de ella para que empezase a andar, estaba tensa por el miedo y no se movía, retire los adornos absurdos que rodeaban la puerta y tras dos empujones la conseguí abrir, me gire al escuchar voces en las escaleras en las que había estado hacía unos segundos.

-Quizás son buena gente, quizás los del tren consiguieron llamar a emergencias- Ema me miraba esperanzada

-No lo creo, si algo me ha enseñado la vida es que tres coches negros a toda ostia hacia ti no es buena señal- Le hice un gesto para que pasara delante de mí, salió con cierta dificultad ya que había bastantes ramas, le seguí asegurándome de no hacer ruido, la curiosidad me pudo y me quede mirando por una pequeña rendija que deje en la puerta, cinco tíos entraron casi rompiendo la puerta, iban trajeados de negro y con unas mascaras de zorro, se quedaron quietos a escasos metros de la entrada mirando hacia todas direcciones, por suerte el confesionario me tapaba bastante, empezaron a moverse y a mirar por todos lados , mire por encima de mi hombro para asegúrame de que Ema estaba bien y así era, tenia pavor en la mirada pero no estaba herida, sé que esta situación era peligrosa para ella pero necesitaba saber a qué nos enfrentábamos, cuando volví a mirar vi como entraba una chica con un traje muy similar al de ellos pero totalmente blanco al igual que su mascara

-No están jefa- dijo el más alto de ellos

-Ya, hasta ahí llego sola querido- sacó un móvil- ¿Dónde estás Fuchsjunges? - se colocó el aparato en la oreja, y tras unos segundos un escalofrió me recorrió la espalda, me gire despacio al escuchar las primeras notas de la canción Deutschland de Rammstein, Ema se miro el bolsillo con cara de fastidio, volvió a mirarme, pero esta vez solo veía odio en su mirada, saco el móvil

-Mierda- casi escupió la palabra, volví a mirar hacia dentro y todas las cabezas se habían girado hacia nosotros, la mujer sonrió bajo la mascara

-Hola cachorro- dijo hacia mi dirección, noté un golpe en la cabeza y todo se volvió negro




Pero...¿dónde estamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora