CAPITULO 4

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Pov: Raquel
Para mi sorpresa las habitaciones no eran tan horribles como me imaginaba, la mujer de recepción nos dio una habitación para las cuatro, ni de coña nos íbamos a separar en este sitio, contábamos con dos camas bastante grandes, pero al ser la habitación más bien pequeña no es que deje mucho espacio para moverse. Como el resto del edificio, la habitación olía a antigua, a casa cerrada, quizás solo la habilitaban en verano.

-Bueno, es mejor que dormir en los asientos- Dijo Ema mirando dentro del pequeño armario al lado de la puerta

-Mientras tenga internet por mí como si es un convento de la inquisición- Marina y sus prioridades

-Podría serlo perfectamente- Anastasia era la que más tiempo pasaba en pueblos y lugares rústicos, pero su cara me hizo entender que nunca había estado en uno así.

-Yo voy al baño, a ver si me puedo limpiar bien la herida y de paso darme una ducha.

Me levanté de la cama que iba a compartir con Anastasia, ya que éramos las que solíamos despertar antes. Puse dirección a lo que se suponía que era el baño, como era de esperar este sitio tenía un baño comunitario para toda la planta, en verdad solo eran cuatro habitaciones, pero igualmente me pareció un poco antihigiénico. Para más inri estaba al final del pasillo, esto parecía ya broma. Eche a andar con decisión, por un segundo me vino a la cabeza ese momento en el baño del tren, fue un recuerdo fugaz pero me hizo sentir algo nervioso, borre ese recuerdo de mi mente y seguí.

Al llegar al baño di gracias que no había nadie, era bastante grande en comparación con las habitaciones, tenía dos cubículos con inodoros, dos lavamanos y dos bañeras, normalmente la parte más tétrica de estos sitios es el baño, pero este me sorprendió para bien . . . Primero me miré en el espejo y vi algo de sangre seca en mi frente, al lado de un chichón que iba tomando un tono violeta poco favorecedor, tenía algún arañazo en las manos al haber parado mi caída y la cara sucia del campo, estaba claro que podría haberme quedado en la ciudad. Me di la vuelta y abrí el grifo del agua caliente en la bañera, puede que estuviésemos a principios de junio pero aquí hacia el fresco, me fui quitando la ropa con cierto cuidado de que no tocase el suelo. Cuando la bañera estaba medio llena entré despacio, notando como el agua relajaba todo mi cuerpo, normalmente soy de duchas rápidas, pero hoy necesitaba hundirme en una bañera.

 Me froté bien toda la tierra que había ido llevándome del camino, al lavarme el pelo parecía que hubiera estado en una pelea de barro, vacié la bañera y me di un último enjuague para eliminar toda la mierda acumulada. Salí como una persona nueva, mi pelo volvió a tener su color castaño natural y mi piel tenía la palidez de siempre, me envolví en una toalla, me dispusí a salir cuando oí voces masculinas al otro lado de la puerta, no me lo podía creer. . . . , ¿es que estos chicos solo me verían en momentos inoportunos?

-Cris tío, al final nos perdemos la fiesta segura- esa era la voz del chico moreno

-Manu tío- respondió en tono de burla- quedan cuatro días para la puñetera fiesta, estamos a unos trescientos kilómetros del sitio donde se celebra, relájate, a unas malas si tenemos que coger un coche para ir no tardaremos más de tres horas, o dos si no te meas mucho por el camino- se rio al decir esto último.

-Hablando de mear...- oí cómo se acercaban los pasos, solo tenía dos opciones, meterme bajo el agua y aguantar la respiración, cosa que no veía yo muy factible, o salir con toda la dignidad que puede dar una toalla; elegí la segunda. Recogí rápido la ropa del suelo y abrió la puerta con indiferencia, como si no supiese que estaban ahí.

-Uy, hola- Dijo el que ahora sabía que era Manu- no sabía que había alguien, perdona- me dedicó una sonrisa amable

-No, tranquilo, si ya he acabado, todo tuyo- me eche a un lado para dejarle pasar, lo cual hizo bastante rápido, estaba claro que tenía cierta urgencia

Pero...¿dónde estamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora