CAPÍTULO 22

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Lazos por forjar

LILY

Las manos me tiemblan sobre mi regazo mientras observo con cautela las vistas panorámicas que me ofrece el balcón de la segunda planta del restaurante en donde quedé de verme con Byron.

Mis pensamientos en estos momentos son un completo caos. La última vez que hablé con Shiara, de alguna manera sus palabras me hicieron replantear mis decisiones. 

Y hoy creo haber tomado una decisión. No sé si será la correcta, tengo un centenar de dudas al respecto. Pero tal y como me lo recomendó Shiara, no es nada definitivo. Solo quiero intentar darle una oportunidad a Byron de acercarse a León.

No por mí, muchísimo menos por él, sino por mi hijo. Soy una madre a todo terreno, siempre lo he sido en la vida de mi bebé, desde que supe que León llegaría a mi vida, a pesar de que no estaba lista, de que sabía que no era el momento para tener un hijo, traté de sacar mi mejor versión.

Me alejé de todo lo que me hacía daño, y fue por eso que abandoné Londres. Sola, sané cada una de las heridas de mi alma y el tiempo y las circunstancias mismas me obligaron a madurar.

Tenía claro que quería tenerlo, así se me pusiera el mundo de cabezas. Y más que nada tenía claro el tipo de madre que quería ser en la vida de mi hijo.

León es mi todo, es la pieza que ni siquiera sabía que me faltaba, pero que llegó a mi vida para darle color, sabor y sentido a todo. Y no hay un día que me despierte que no le agradezca a Dios por el magnífico regalo que me dio. 

Por ese pequeño daría y haría lo que fuera, pero por más que me esfuerce, en el fondo sé, que nunca conseguiré reemplazar la compañía y falta de un padre.

El estar aquí hoy, es una prueba de amor más. Porque me estoy tragando todo el rencor que aún le guardo al que se supone que es el padre de mi hijo. 

Porque si mi hijo lo acepta, yo también estoy dispuesta a dejar el pasado atrás y volver a comenzar. No como pareja, pero sí como amigos.

—¿Llevas mucho esperando? —preguntan a mi lado, forzándome a salir de mis cavilaciones.

Elevo la mirada encontrándome con Byron. Su cabello rubio, idéntico al de mi hijo, lo lleva recogido en una pequeña coleta. Me cuesta tener que admitirlo, pero León sacó muchos rasgos parecidos a Byron, incluso más que a mí.

—No —respondo a su pregunta apartando mi mirada.

Escucho como rueda la silla que hay frente a mí y se sienta en la misma.

—¿Y bien? ¿Cómo estás? —me pregunta antes de llamar al camarero, a quien le pide no sé qué de tomar.

—Podría estar mejor —me cruzo de brazos recargándome de mi asiento. Mirando fijamente a la cara al hombre que está sentado frente a mí, intentando mantener la compostura, pues en serio, que las ganas de estamparle la cara contra la pared se avivan de la nada.

Lo escucho echarse un suspiro sonoro, volteando a ver las vistas que nos ofrece la terraza.

—¿Ya ordenaste algo? —vuelve su mirada a mí, pero al yo mirar fijamente la taza de café que hay en la mesa le respondo la pregunta por sí sola.

—Evitémonos rodeos y vayamos directo a lo que vinimos ¿Sí? —hablo con franqueza, sonando cruda a la misma vez.

Byron se reacomoda en su asiento, como si estuviese resignado a mi manera de ser.

—Me parece bien —responde al mismo tiempo en el que el camarero está de regreso con su bebida.

Espero a que el camarero se retire, antes de volver a hablar.

Cenizas Fuera Del HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora