CAPÍTULO 28

32 9 45
                                    

¿Amenaza o advertencia? 

SHIARA

La claridad matutina golpea mi rostro con brío. Despreocupadamente me estiro entre la suavidad de las sábanas que me envuelven, pero entonces, al ejercer dicha acción, siento corrientazos de dolor cursar por todo mi cuerpo, dejándome estática por un momento.

Abro mis ojos poco a poco, intentando acostumbrarme a la claridad que me rodea, pero entonces, en un movimiento brusco y torpe caigo sentada de culo sobre una superficie suave y mullida, cuando me encuentro de frente con mi realidad.

¡Dios mío no puede ser! ¡¿Qué hace Octavio Jackson en mi cama aparentemente desnudo?! ¡¿Qué demonios hice anoche?!

De la nada, no tardan en llegar como flashes las imágenes de la noche anterior a mi cabeza.

"Besos, caricias, palabras obscenas, cuerpos desnudos..."

Me levanto del piso de golpe, cubriendo mi desnudez con la sábana que se vino abajo junto conmigo.

Octavio Jackson yace profundamente dormido, su torso expuesto mientras las sábanas apenas cubren la mitad inferior de su cuerpo. Su semblante es relajado, ajeno a la tormenta que se desata en mi interior.

Mi mano vuela hacia mi boca en un movimiento automático, cuando noto, el tremendo bulto que se dibuja por encima de la sábana, justo en su entrepierna. ¡Por un demonio, Shiara, ¿Qué hiciste?!

"Tengo que salir de aquí cuánto antes" Es lo primero que se me ocurre.

Examino con la vista el área rápidamente queriendo encontrar mi ropa, pero no vislumbro rastros de ella por ningún lado.

Hago memoria, y de nuevo, siento como mi cara se calienta al recordar lo que hicimos anoche, antes de caer en cuenta que llegamos hasta este lugar ya completamente desnudos, por lo que toda mi ropa debe yacer abajo.

Me apresuro hacia la puerta, la cual abro, con cuidado de no hacer ruido y despertar al hombre que aún duerme plácidamente. Pero al abrirla, inmediatamente escucho el sonido de una aspiradora. Mi corazón late fuerte dentro de mi pecho al pensar que puedo ser descubierta en este lugar y en este estado.

Por un momento mis pies se enredan entre la duda de si volver a encerrarme en la habitación con Jackson, o salir y dar la cara. Pero no me da tiempo a tomar una decisión, para cuando una persona se planta justo en frente de mí.

—A chispiajos... —la escucho murmurar por lo bajo, mientras me mira con los ojos bien abiertos.

La mujer que se encuentra frente a mí observándome con ojos incrédulos es de piel trigueña, un poco más oscura que la mía, de estatura baja y un poco rellenita. Sus rasgos, me dan la idea de que ha de rondar los cuarenta y tantos.

Tiene cabello rizado; sujeto en una cola despeinada, sus labios están pintados con un labial rosa intenso y lleva uniforme de empleada de limpieza.

—No me diga que se estaba dando de los martillazos con el jefe, señorita —choca sus manos una con la otra repetidas veces, mientras mueve sus cejas de arriba hacia abajo al compás, dejándome estupefacta.

Su voz es un tanto chillona, sin resultar desagradable, y puedo percibir que tiene un acento diferente... algo latino.

—Ahhh, con razón cuando llegué esta mañana, encontré un cochinero de ropas regadas por todas partes... —comenta furtivamente, mientras que, a mí, se me cae la cara de la vergüenza.

—Shh —le pido que guarde silencio, antes de cerrar la puerta detrás de mí, pues lo último que quiero ahora es que Octavio se despierte y me encuentre aún aquí.

Cenizas Fuera Del HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora