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Caminó solo por un par de minutos

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Caminó solo por un par de minutos. Lo vio acercándose, moviéndose rápidamente, y antes de que se diera cuenta, la estaba abrazando. 

La estrechó entre sus brazos. No pudo evitarlo. Necesitaba sentirla ahí, asegurarse de que estaba presente y siempre lo estaría, a su lado, hasta que la muerte los separara. Era extraño, pero sentía una necesidad profunda de abrazarla, simplemente abrazarla. Por supuesto, la deseaba. Siempre la deseaba. Pero más que eso, deseaba abrazarla, olerla, sentir su presencia. La consolaba, comprendió. No necesitaban hablar. Ni siquiera necesitaban acariciarse, aunque no pensaba soltarla.

Dicho simplemente, era un hombre más feliz, y muy probablemente un hombre mejor, cuando ella estaba cerca. Hundió su rostro en su cabello, aspirando su aroma. Supo que las flores debían envidiarla, porque no había nada que oliera mejor.

Ella le devolvió el abrazo casi de inmediato. Él no tuvo que hacer la pregunta y ella no tuvo que dar una respuesta. Todo estaba en sus miradas cuando se separaron un poco, y sonrieron, sonrieron de esa manera que solo hacían cuando estaban juntos.

Ella lo deseaba. Lo necesitaba. Era como el aire. La comida. El agua. Apretó las manos de Benedict. Y sonrió. No con una sonrisa indecisa, sino amplia y confiada, llena de esperanzas, sueños y la certeza de que lograría todo lo que deseaba.

Las manos de él parecieron resbalar por las suyas mientras él se inclinaba. Ella lo miró confundida hasta que él se arrodilló y la miró como si no pudiera haber una mujer más hermosa en toda la creación.

"Sí, sí, sí, sí" 

 La palabra debía estar grabada en el rostro de ella, porque los ojos de Benedict se cristalizaron y algunas lágrimas rodaron por sus mejillas.

Ella tampoco pudo contener la emoción y pequeñas lágrimas comenzaron a caer una tras otra.

—Quédate conmigo, Adeline Edevane. Sé mi vida, sé mi amor, sé mi felicidad cada día, se... 

Escucharon un grito, no muy lejos de ellos. Ambos reconocieron la voz enseguida.

—Te casarás con ella, de inmediato—, se escucha a Anthony quien esperaba que nadie los hubiera visto tomándose esas libertades y que su hermana estuviera a salvo de humillaciones. —Tú te casarás con ella.

—¿Qué está pasando? — pregunta Benedict, viendo a sus hermanos confundido.

Basset los miró por un segundo y luego se encontró con el rostro de su amiga.

—No puedo casarme— dice.

—Has manchado su inocencia. ¿Y ahora rechazas su mano? — Adeline se acercó a su amiga tratando de darle apoyo, sin entender qué estaba sucediendo. —Sabía que eras un mujeriego, pero no pensé que fueras un villano.

Pero no entendía cómo Simon había deshonrado a su amiga.

—No puedo casarme con ella.

—Entonces no me dejas elección. Debo exigir ser satisfecho—, dice Anthony.

Ser Feliz / Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora