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A la semana siguiente, los sirvientes recorrían el lugar de un lado para otro

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A la semana siguiente, los sirvientes recorrían el lugar de un lado para otro. Thomas le había preguntado a Adeline si quería que se realizara un baile para anunciar que había despertado. Aunque ella realmente pensaba que no estaba en condiciones para un baile y sabía que, si decía que no, no habría ningún problema, su hermano se veía tan emocionado que no pudo negarse.

Los invitados comenzaron a llegar, pero Adeline no veía a la persona que más quería ver en ese momento. Su padre aún no había salido de su habitación.

—Aggg —Eloise se quejó mientras trataba de acomodarse el vestido.

—No... creí ve-rte aquí —le dice Adeline.

—No estoy aquí —responde Eloise—. Estoy en la biblioteca.

Adeline se rió al ver cómo Eloise se escabullía.

—Parece estúpida —escucha murmurar a su alrededor.

—Dudo que ahora alguien quiera casarse con ella —las risas y burlas resonaban por todas partes.

Se quedará solterona...

Tal vez alguien la compadezca.

—No creí que viniera tanta gente —comenta Thomas, colocándose a su lado.

—Invi-taste a to-do Londres... —le dice su hermana, había estado evitando a toda costa a la reina.

—Sí, pero no creí que fueras tan importante, hermana —bromea Thomas, pero Adeline lo miró con desaprobación.

—Malo —le reprocha.

— Y no te preocupes por la reina — la calma — Me ha informado que se paseara por los jardines del suroeste. No te la taparas en gran parte de la noche.

La chica asintió, la reina la aterraba. 

—Oh, no —dice Thomas, empujando la silla de ruedas de Adeline lejos de Lord Kilmartin, quien se acercaba a ella.

—Es atra-ctivo —comenta Adeline casualmente.

—Es lo único que tiene a su favor —replica Thomas.

Adeline observó cómo las parejas comenzaban a bailar. Thomas la ayudó a ponerse de pie y a mantenerse equilibrada con su bastón.

—¿Tienes energía para esto? —le pregunta su hermano, y ella simplemente asintió.

—Señorita Edevane —escucharon decir detrás de ellos—, ¿me permite este baile?

Thomas la sostuvo más fuerte, preocupado.

—Me temo, Lord Kilmartin, que ella tendrá que rechazar su propuesta —intervino.

—¿Bailará con alguien más entonces?

—Conmigo —anunció Benedict, acercándose rápidamente.

Lord Kilmartin frunció el ceño, claramente molesto por la interrupción, pero no se atrevió a contradecir a Benedict.

Ser Feliz / Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora